Inspectores estatales intentan identificar quién envió a los atacantes suicidas que detonaron dos bombas en una manifestación pacífica en Ankara, las que dejaron un saldo de 95 víctimas fatales.
El Gobierno estimó que los responsables habrían sido miembros de los rebeldes kurdos o milicianos del grupo Estado Islámico, mientras que participantes de la manifestación que salieron ilesos, acusaron al presidente Recep Tayyip Erdogan de fomentar la violencia con el fin de ganar votos para el partido gobernante.
Nadie se ha adjudicado la autoría del ataque; sin embargo, sería de características similares a un ataque suicida, en donde murieron 33 personas en julio de este año, y por el cual el Gobierno culpó al grupo EI.
La policía detuvo a 14 sospechosos miembros del grupo Estado Islámico en Konya, al centro de Turquía, pero no está claro si estaban relacionados.
Aunque ningún grupo ha sido señalado en los ataques, los opositores al gobierno culpan a las fuerzas de seguridad por no lograr proteger la manifestación para la paz.
"El Estado, que obtiene información sobre el pájaro que vuela y de cada uno de sus aleteos, no fue capaz de evitar una masacre en el centro de Ankara", declaró el copresidente del Partido Democrático de los Pueblos, Selahattin Demirtas, un partido prokurdo.
Demirtas dijo que funcionarios gubernamentales deberían disculparse ante la gente y renunciar. Miles se manifestaron este sábado en Estambul, culpando al Gobierno.
La marcha, blanco del ataque, había sido convocada como protesta contra la escalada de violencia que se registra en el sureste de Turquía desde julio pasado, luego de que fracasó un alto al fuego entre el Gobierno y el insurgente Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK).
Autoridades declararon tres días de duelo por el atentado en la capital, que fue catalogado como el más mortífero de la historia de Turquía. J