Había un articulo que iba fijo en el diario cada ciertos días: el bando militar que modificaba el horario del toque de queda, que desde el 11 de septiembre de 1973 obligó a todos los chilenos a acostarse temprano durante años. Si alguien quería salir después de la medianoche, debía pedir un salvoconducto. Si lo pillaban sin el papel, preso. Dependiendo de la provincia, se relajaba la hora. En Antofagasta, para celebrar el 14 de febrero o para las fiestas de la primavera, uno se podía entrar tipo 2 de la mañana, a lo más.
La silenciosa noche -que de paso prácticamente acabó con las boites y night club- duró hasta el 5 de abril de 1978, cuando un bando autorizó el libre desplazamiento de personas entre las 2 y las 5.30 horas, horario en que funcionaba el toque.
Las discos, bares y cantinas solamente podían funcionar hasta las 2 y eso no le gustó mucho a José Gacitúa, secretario de la Asociación de Dueños de Hoteles y Restaurantes de Antofagasta. "Si se permitiera seguir atendiendo, aprovecharíamos el flujo de extranjeros", decía.
Aparte, había confusión. Si alguien por equis motivo quería regresar a su casa después de una fiesta más allá de las 2, no podía tomar un auto, porque era ilegal. A pie no más. El bando del general Adrián Ortiz, intendente de Antofagasta, detallaba que un estudio de la realidad económica de la región, "en especial a sus reservas de combustible", hacían imprescindible restringir el paso de los autos en la noche.
Pese a que por fin se puede salir, hay opiniones contrarias. "El toque poseía una significación democrática. Igualaba a hombres y mujeres, a pobres y ricos, menores y ancianos, en un marco de tiempo consagrado al reposo, que nadie podía quebrantar", opinaba una columna en "El Mercurio de Antofagasta" con la firma de E.M. El columnista recomendaba a los antofagastinos que igual se entrasen antes de las 2 de la mañana, "no importa lo entretenida que fuese la fiesta en que participe, contribuirá a salvar la supervivencia del ordenamiento de costumbres que nos dejó el toque de queda", decía.
En los meses siguientes, el bando se fue relajando. El 13 de mayo se autorizó a andar en auto de noche los sábados y vísperas de festivos, y luego definitivamente se terminó el toque, permitiendo de nuevo la vida nocturna antofagastina, que por esos días recibía al "Gordo" Porcel, humorista argentino que con sus 'gatitas' hacía reír con su humor pícaro. Otros tiempos.