Cartas
Calama en dos ruedas
Por un tema de salud y bienestar personal me volví a subir a una bicicleta tras largos años de ausencia (o pereza). Debo decir que hoy es parte esencial de mi movilidad por la ciudad, en cuyos recorridos he confirmado que son centenares las personas que prefieren este medio de transporte que no contamina ni produce gastos mayores, salvo las mantenciones que exige por las irregulares calles que presenta la capital de El Loa y que resienten igualmente su frágil estructura metálica y la del conductor también.
Algunos la utilizan para fines deportivos o recreacionales. Otros en tanto lo hacen para trasladarse a su colegio o lugares de trabajo, favoreciendo la economía del hogar, además de la ayuda que presta para quemar aquellas calorías que están de más. Pese a estas visibles y objetivas ventajas, la falta de ciclovías es un problema no menor en una ciudad que ve día a día aumentar el tráfico de bicicletas por sus calles. Además, de la cultura del respeto que hay que crear en conductores y peatones hacia los ciclistas y viceversa, donde un paso muy importante es incluir en la urbanización de Calama caminos para que los individuos que privilegiaron las dos ruedas para transportarse y divertirse, lo hagan con seguridad.