Conozca el día a día de históricos suplementeros de Antofagasta
Una empezó siendo ambulante hasta que compró su quiosco con el cual continúa informando a la comunidad. El otro suplementero lleva recorridos cientos de miles de kilómetros, cantidad suficiente para dar la vuelta al mundo 6 veces.
El pasado 25 de mayo se celebró en todo Chile el Día Nacional del Suplementero y los 68 vendedores de diarios de Antofagasta lo festejaron con un desayuno y, rápidamente, continuaron con sus labores.
Lógicamente cada uno de los suplementeros tiene su historia, pero hay dos que llaman la atención de los antofagastinos: don Félix Ordóñez y doña Herminda Gahona.
Bicicleta
Félix Ordóñez. Por su nombre puede que no le suene para nada, pero seguramente lo habrá visto más de alguna vez.
Este suplementero antofagastino tiene 66 años y hace unos 40 que trabaja vendiendo diarios y revistas.
Sin embargo, lo que lo caracteriza es que no tiene un quiosco físico -aunque tuvo uno donde guardaba los periódicos-, sino que sale a venderlos arriba de su bicicleta.
De madrugada
Don Félix se levanta todos los días a las cuatro de la madrugada, se viste, toma desayuno, se sube a su bicicleta y parte rumbo a la distribuidora de diarios ubicada en calle Serrano entre Matta y Condell.
El suplementero vive en calle Rancagua, más o menos desde donde está el Liceo Industrial hacia arriba y su mayor punto de venta es en las poblaciones Gran Vía y Playa Blanca.
Para calcular cuántos kilómetros lleva recorridos a lo largo de su vida, basta hacer unas simples multiplicaciones.
Félix pedalea desde su domicilio hasta la Universidad Católica del Norte. Es decir recorre 10 kilómetros y luego 10 más de vuelta a su hogar. Aquello lo hace seis días a la semana (120 kilómetros), durante las 52 semanas del año. En otras palabras, todos los 31 de diciembre, don Félix suma seis mil 240 kilómetros, mil 240 kilómetros más que desde Arica a Punta Arenas.
Pero eso no es lo más sorprendente.
Durante los 40 años de trabajo, Félix Ordóñez lleva pedaleado 249.600 kilómetros, distancia suficiente para dar la vuelta a la Tierra poco más de seis veces y más de la mitad del camino a la Luna ya recorrido. "Sólo" le faltarían 134 mil kilómetros.
Fuera de cálculos, imagínese lo que es levantarse casi toda la semana a las cuatro de la mañana y regresar a su domicilio entre las 20 y 21 horas luego de haber pedaleado 20 kilómetros. Sin duda, un trabajo que no todos soportarían y menos durante 40 años.
"Aunque estos días ha hecho mucho frío, a mí me gusta mi trabajo de suplementero y la bicicleta es fundamental. Me encanta pedalear y puedo decir que conozco gran parte de la ciudad, especialmente el sector sur, donde soy el regalón, ya que todos los vecinos de la Gran Vía y Playa Blanca me conocen, saludan y compran el diario", cuenta don Félix quien llegó de Arica cuando tenía 21 años.
Hasta la pasada Navidad, el suplementero usaba una bicicleta que dejaba bastante que desear. "No tenía cambios", recuerda. Sin embargo, unos amigos le regalaron una nueva -con cambios y frenos- y se la modificaron para que llevara los periódicos y revistas sin problemas.
"Esta bici es buena, es moderna y más liviana porque está hecha de aluminio y tiene cambios. Entonces me sale fácil cuando subo o bajo", explica el histórico suplementero quien añade que la anterior bicicleta la está reparando porque le tiene mucho cariño. "Anduve en ella casi por 30 años", afirma.
Félix es un hombre de pocas palabras, sin embargo, cuenta que todos los días vende 50 "Estrellas" y 50 "Mercurios". Eso sí, reconoce que producto de su trabajo apenas ve a su señora. "Llego a mi casa como a las nueve de la noche y siete horas después salgo en la bicicleta (...) Pero así es la vida de todos los suplementeros".
Quiosco clásico
Herminda Gahona (77) lleva exactos 30 años como suplementera en Antofagasta pero desde pequeña ha estado ligada a este mundo.
Y es que su padre, Pedro Gahona, fue suplementero durante toda su vida. "Tenía un quiosco en Prat pasadito Matta", dice Herminda.
Don Pedro falleció en 1986 y en ese momento Herminda se unió al Sindicato de Suplementos de Antofagasta para continuar con el esforzado oficio.
"Los primeros años fui suplementera ambulante, hasta 1995 cuando compré el quiosco que estaba hasta hace unos dos o tres años justo fuera de Correos de Chile (...) Hace un tiempo la municipalidad me trasladó a la vuelta (Sucre entre Washington y Balmaceda)", reconoce.
Can
Al igual que don Félix Ordóñez, Herminda Gahona se levanta a las cuatro de la madrugada. "Como vivo por el Centro Asistencial Norte (CAN), tengo que salir de la cama a esa hora para tomar la primera micro 104 que pasa a las 5:30 horas".
La trabajadora vecina llega a la distribuidora de diarios alrededor de las seis de la mañana a recoger los periódicos que lleva a su quiosco: "A las 6:30 abro mi local y comienzo a trabajar hasta las 14:00 horas, cuando cierro y me voy para mi casa a descansar".
Doña Herminda es de esas personas que aman su trabajo y, a pesar de laburar de lunes a sábado, dice que continuará con su quiosco hasta lo que más pueda.
"Tengo algunas enfermedades y todos mis nietos me dicen que ya no trabaje más, que me quede en la casa pero no puedo hacer eso, si dejo de trabajar me muero porque a mí me gusta mi pega, a lo largo de los años he conocido a mucha gente", explica.
La suplementera histórica cuenta que cuando empezó tenía clientes que iban a comprar el diario con sus hijos y esos pequeños crecieron y ahora compran los diarios junto a sus bebés. "Aparte de mis hijos tengo un montón de otros 'hijos' que cada vez que vienen a comprar me saludan y eso es algo que te pone feliz porque reconocen tu trabajo", cuenta la vecina que es una de las suplementeras más antiguas de Antofagasta.