Ignacio Araya Chanqueo
La situación política parece estar llegando a un clímax. Mientras en Santiago varios partidos políticos firman el "Acuerdo Nacional" para acelerar el paso a la democracia, en la región de Antofagasta hay descontento con las actuaciones de la dictadura. En solidaridad con varios dirigentes detenidos en la capital, tres mil mineros salen desde Chuqui a marchar con destino al centro de Calama, el 9 de octubre.
La marcha se demora casi tres horas en llegar a Calama, pero se encontraron con carabineros a la altura de la avenida Granaderos. Ahí, en esquina de Hurtado de Mendoza, los policías salieron a dispersar la marcha con lacrimógenas. Tosiendo y con un megáfono estaba el entonces presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica y posteriormente (2013) candidato presidencial, Tomás Jocelyn-Holt. El gobernador provincial, coronel Víctor Santander, se pone duro. "No se dejen engañar por ellos", le pide a la población.
La cosa no se tranquiliza. A los pocos días, los estudiantes salieron a protestar en Calama y nuevamente queda la escoba. Hay 84 detenidos, y la tienda de zapatos Bata destruida. Un minero envía una carta a "La Estrella del Norte" donde dice que, si bien apoyaron el golpe del 73, en Chuqui "se está implementando una política economicista altamente ajena a los intereses de los trabajadores".
En los primeros días de noviembre, las manifestaciones pasan a las universidades. Miles de estudiantes protestan contra el gobierno, pero nuevamente se enfrentan a la policía. Entre piedrazos y gases lacrimógenas, el Parque Japonés y la entrada de la Universidad del Norte era un campo de batalla.
Por las noches, no era raro que aparecieran bombazos botando postes de electricidad. El alcalde Dragomir Goic dice que, al menos, hay un millón de pesos en daños, porque hasta las rejas del Estadio Regional las habían usado para barricadas. Al mismo tiempo, los camioneros están en paro y se mantienen estacionados junto al "puerto seco" de la costanera norte.
Las jornadas de protesta siguen encrispando los ánimos en los días siguientes. Los estudiantes se toman la Universidad del Norte, pero los militares se meten dentro de la misma casa de estudios a sacarlos a todos. Armados y con tanquetas en la calle, parece un clima de guerra, que se mantendrá por un tiempo más. Al menos hay cien detenidos en esa tarde del día 6, y mientras los periodistas están trabajando en la calle, los militares incautaron el rollo fotográfico de nuestro fotógrafo. Él mostró las credenciales pero no hubo caso con la violenta exigencia. Al final, "La Estrella" tuvo que hablar con el general Meirelles para exponerle lo inaceptable de la situación. Por la tarde, la situación fue solucionada.