El inglés que llevó a Antofagasta a la guerra del 79'
El cerro del Ancla y las anchas calles de la ciudad fueron frutos de las gestiones de Jorge Hicks, quien a su vez jugó un rol más trascendental para la historia de Antofagasta.
Cristian Castro . - La Estrella de Antofagasta
Unos ensordecedores estruendos remecieron a Antofagasta la mañana del 14 de febrero de 1879. Las salvas provenían de buques chilenos que, apostados en la bahía del entonces puerto boliviano, preparaban su desembarco para evitar el remate de las salitreras de capitales chilenos británicos por parte de las autoridades altiplánicas.
Mientras la población, en su mayoría chilena, celebraba este primer paso militar con el que Chile iniciaba (aún sin declarar) la Guerra del Pacífico, un hombre en particular observaba en silencio y con mucha atención todos estos acontecimientos desde la ventana de su despacho.
¿Su nombre? Jorge Hicks, quien luego de un rato y ya concluida la toma de Antofagasta, se sentó tras su escritorio, prendió un puro y fumó tranquilo. Todo lo demás era solo cosa de tiempo.
Un aventurero
Jorge Hicks o George Hicks, fue un inglés que llegó a Antofagasta en 1868 y encabezó expediciones al Desierto de Atacama para descubrir yacimientos minerales para los intereses comerciales de la sociedad británica Gibbs&Son, compañía donde trabajaba y que por esos años tenía grandes inversiones en estos territorios.
El Ancla
Uno de los legados de Hicks en la ciudad fue la colocación del Ancla en el cerro, que hasta hoy es uno de los emblemas de Antofagasta. Sin embargo el propósito de colocarla era para que los buques que traían cargas al puerto pudieran orientarse mejor.
"Hicks fue un visionario en su tiempo. Era un gringo muy terco pero fue en muchos aspectos positivo. Por ejemplo se dice que él fue quien sugirió que Antofagasta debía tener calles anchas, ya que vaticinó que en el futuro la ciudad sería próspera y muy grande", dice el historiador y exalcalde de Antofagasta, Floreal Recabarren.
Pero también dentro de esta misma lógica, el entonces administrador del Ferrocarril Antofagasta daría todo por defender los intereses de sus empleadores.
1879
Pero, ¿qué papel cumplió Hicks en uno de los desenlaces más importantes de nuestra historia?
Cuando Bolivia aprobó el decreto que establecía un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado a las empresas que explotaban el fertilizante en la zona, Hicks fue el primero en golpear la mesa. La medida boliviana ponía en riesgo los ingresos de las firmas británico chilenas, por lo que Hicks participó arduamente en los reclamos diplomáticos para evitar que el decreto se ejecutase. Al ver que los reclamos no tenían cabida en el país altiplánico, Hicks junto a otros empresarios de la zona se negaron a pagar el impuesto y junto a ello, azuzaron al gobierno de Aníbal Pinto a que no se dejara atropellar por esta medida 'arbitraria' de Bolivia.
"Fueron muchos los factores que llevaron al país a la guerra, pero Hicks utilizó una serie de artimañas para no pagar el impuesto, además le tenía mucho rencor a los bolivianos", dice Recabarren.
Finalmente con la toma de Antofagasta el remate no se efectuó. Los intereses de Hicks estaban a salvo, aunque esto costó a Chile cerca de 3 mil muertos.