Foto denuncia: carros
La gente insiste en utilizar los carros de supermercado para llevar los pedidos del local a sus hogares. El problema es que luego quedan tirados en cualquier lugar.
La gente insiste en utilizar los carros de supermercado para llevar los pedidos del local a sus hogares. El problema es que luego quedan tirados en cualquier lugar.
Señor director:
No logro entender cómo es posible que a niños tan pequeños, hablo de 5 años en promedio, sean sometidos a tanto estrés para poder ingresar a un establecimiento educacional.
A esto hay que sumar lo que deben desembolsar los padres para comprar carpetas para saber qué hacer para postular y que ni siquiera por el alto costo que tienen, garantizan un cupo.
Qué decir de las tómbolas, donde los niños quedan por el azar, lo que es impresentable.
Ésta definitivamente no es la educación que queremos, debemos construir nuevos patrones que sean respetuosos y efectivos.
Juan Araya
Señor director:
Ahora surgió otro caso de un joven desaparecido. ¿Cómo se puede explicar que la gente desaparezca de un momento a otro en Calama y no se sepa más de su paradero?
Más preocupante parece ser aún que las policías y la justicia no hagan nada por dar con su paradero, no respetando el dolor que tienen las familias.
¿Hasta cuándo debemos soportar más desapariciones sin explicación alguna? Aquí alguien debe hacerse cargo y empezar a dar respuestas.
Sandra Alfaro
Señor director:
Uno siempre escucha a la gente de regiones decir que irán a ver médico en Santiago, porque allá son mejores. Desde que llegué a Calama me di cuenta que efectivamente es así, pero quiero aclarar el por qué queda esa sensación en los paciente. Es muy sencillo, en la capital hay muchos médicos de una misma especialidad, por lo que deben prácticamente pelearse a los pacientes. En Calama con suerte hay uno por especialidad, por lo que no se ven en la obligación de entregar una buena atención, porque el paciente no tiene más opción y debe volver sí o sí. Como en todo sistema, aquí hay un problema de oferta y demanda, nada más.
Vladimir Castillo