Cartas
Regulación del juego
En todo el país proliferaron en los últimos años máquinas electrónicas de habilidad, destreza y premio programado; las llamadas "tragamonedas" están presentes en almacenes o en antiguos locales de videojuegos, y no están sujetas a ninguna legislación que específicamente las prohíba.
En consecuencia, es una actividad lícita que necesita de una regulación técnica que establezca, entre otras cosas, los requisitos necesarios para obtener una licencia de operación.
En efecto, es una actividad que opera fuera del control de la Superintendencia de Casinos de Juegos (SCJ). Al no estar "dentro de los casinos", ni la autorización ni el funcionamiento, queda sometido a las disposiciones de la ley 19.995. Sin embargo, la Superintendencia insiste en que se trata de una actividad ilícita y que las Municipalidades que han otorgado permisos de funcionamiento, amparándose en que se trata de máquinas que no son de azar, han incurrido también en autorizaciones ilegales. Al mismo tiempo, la SCJ se atribuye la facultad de dictaminar si las máquinas que operan fuera de los casinos de juego son, precisamente, de azar o de destreza. Todo esto sin texto legal que la autorice expresamente para ello. A favor de dicho organismo hay algunos dictámenes de la Contraloría y unos fallos de Cortes de Apelaciones con motivo de recursos de amparo económico.
Pero, quizás donde más patente se evidencia la arbitrariedad y necesidad de regulación del juego es en el plano del Derecho Penal. En efecto, de aceptarse que la SCJ tiene la facultad de determinar qué juegos son de destreza y cuáles son de azar, se incurriría en una evidente inconstitucionalidad al otorgarle, por vía administrativa, a un organismo público la facultad de decidir sobre el contenido de las normas que, precisamente, prohiben los juegos de azar en el Código Penal, materia que por mandato constitucional le correponde única y exclusivamente al legislador.
Nicolás Oxman
Lo barato siempre cuesta caro
La verdad es que el valor total de los daños producidos por los últimos mega incendios en Chile nunca se sabrá. En este sentido, el ministro del Interior, Mario Fernández, dijo que el arriendo del Súper Tanker fue encontrado muy elevado y mientras se "regateaba" por el precio, se llegaron a quemar un total de 265 mil hectáreas. Por ello, lo barato siempre cuesta caro.
Luis Soler