Contraportada

Uno de los primeros en salir, pero que no logró ser superado en elegancia fue el actor de Mega, Paulo Brunetti quien lucio impecable con un vestón blanco y pantalón negro.

No sólo fue aplaudido por el público presente y por los animadores, sino que las redes sociales se rindieron ante su elegancia, simpatía y simpleza.

Pero sólo Fran García-Huidrobro logró lo que muchas quisieron: robarle un beso en la boca.


Guachaca en la gala

No todo el mundo pasa por la alfombra roja. La mayoría de los 600 invitados a la gala entran "por la otra puerta". Y entre ellos, estaba un hombre alejado del jet set: el Gran Guaripola Guachaca, Dióscoro Rojas, quien contó que ocupó un traje que nunca había usado antes para asistir por primera vez a la gala festivalera, invitado por amigos de Viña. Eso sí, don Dióscoro no se quedará para el resto de los días del Festival.

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Carla Olivares/Francisca Palma - Fotos de Manuel Lema O.

Cuando habían pasado algunos minutos de las 21.30 horas se dio inicio a la transmisión de la esperada gala festivalera, la primera "patita" del Festival de Viña del Mar que este año se encumbra en la versión número 60.

Brillo, escote, tajo, buen gusto y y no tan bueno se vieron también este año, pero lo que más llamó la atención y lo más criticado en redes sociales fueron los problemas de audio de la transmisión televisiva, ocurridos durante la primera parte.

Sin embargo, hubo otros "detalles" que no pasaron desapercibidos ante el crítico ojo televisivo, como por ejemplo, la abrupta desaparición de Sergio Lagos, que sumó pocos minutos al aire y pese a toda la presentación con bombos y platillos sólo volvió a aparecer casi al término de la transmisión; o el fome backstage de Hugo Valencia, donde no logró mostrar a ningún entrevistado al aire antes del paso por la alfombra roja hasta que finalmente no apareció más. O la "glam cam" que tuvo a pocas "celebridades" mostrando sus joyas, lo que para algunos fue sólo relleno.

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