Redacción - La Estrella del Loa
Las jornadas en el juicio oral del caso "Descuartizado de Quetena", continúa.
Luego que el único imputado en el caso se acogiera a su derecho a guardar silencio, han sido el resto de los testigos quienes han aportado valiosa información.
Son los peritos que han estado a cargo del caso quienes han logrado aportar mayores antecedentes sobre lo que ocurrió en julio de 2017.
Detalles con la que la Fiscalía busca una condena del Tribunal, que deberá determinar si más allá de toda duda razonable, es el imputado el responsable de este macabro crimen.
El vínculo entre la víctima, Ángel Kish Porcel y el acusado, nace en medio de la relación que tuvo este último con la hermana del fallecido.
Solían compartir en una céntrica vivienda, donde luego además según la investigación, se cometería el crimen.
Era el alcohol lo que los hizo reunirse en más de una oportunidad. Fue en medio de esas noches de carrete, que se desató este macabro crimen.
Una que se convirtió en la última para Kish Porcel, a quien lo degollaron, lo descuartizaron y luego intentaron quemarlo para hacer desaparecer todo rastro del hecho cometido.
La forma en que actúo el homicida permitirían establecer su responsabilidad. Un hombre que trabajaba en los pueblos del interior faenando animales y cuya experiencia le sirvió para realizar cortes precisos al momento de desmembrar a su víctima.
Todo ocurrió al interior de una pieza en el domicilio en que residía el acusado en calle Latorre.
Fue en dicho lugar que luego que se encontrara completamente ebrio, así lo confirmó la autopsia, procedió a degollarlo.
Cuando ya estaba sin vida, debió decidir qué hacer con él. Momento en que optó por descuartizarlo para así facilitar el traslado de su restos al momento de abandonarlo.
Pero la investigación permite establecer que no actúo solo. El trabajo realizado obliga al apoyo de un tercero.
Según informó el perito del Laboratorio de Criminalistica de Carabineros, Labocar, se pudo confirmar en ambos sitios del suceso, es decir la vivienda y el sitio eriazo en la Quebrada Quetena, la presencia de restos de ADN de una mujer.
"Esto se pudo confirmar en la investigación, existía un perfil femenino, pero no se pudo determinar a quién pertenece", explicó el fiscal del caso Raúl Marabolí Salas.
La pena a la que se expone el imputado por este hecho, parte en los 15 años y un día de presidio, sin embargo esta puede variar si existen atenuantes, como su irreprochable conducta anterior, lo que determinará el Tribunal.