La tía Bessi

La tía nació en Chuquicamata, donde su padre trabajó en ese mineral. Desde niña sintió ese bichito del trabajo. Estuvo muchos años afincada en Tocopilla. Ya casada con su esposo Pepe, estuvieron en la estación El Tigre donde él fue telegrafista. Luego se radican en Antofagasta, donde muchos años fue funcionaria del hospital. Allí era muy apreciada por su gran vocación de servicio. Debido a que su madre se enfermó pidió la jubilación para cuidarla. Como la tía es muy trabajólica arregló la casa como pensión, recibiendo a universitarios del país y extranjero. Todos los que han pasado por ésta guardan bonitos recuerdos y siempre están pendientes de la tía. Los años pasan y la vida le ha dado duros golpes. Perdió a su madre y Nanito, pero lo más grave fue cuando el destino le arrebató a sus dos hijos José y Sergio. Perderlos fue algo terrible, un dolor que le partió el alma. Con la ayuda de sus hijos, Esperanza y Freddy, familiares y amigos, ha podido sobreponerse y ganarle a la vida. En diciembre de 2018 estuvo hospitalizada debido a una úlcera vascular. Como era grave había que amputar una pierna. Resignación, tristeza, lágrimas corrieron por sus ojitos, pero se armó de valor y siguió adelante. Tira para arriba tía Bessi.

Licencia

Estimado director:

¿Después de haber visto a un joven indignado activar un extintor de incendios en una oficina del Compin, gritando "Tengo las cuentas hasta el cuello" para reclamar por la excesiva demora en el pago de sus licencias médicas, sería muy interesante saber si la diputada Marisela Santibáñez, quién también se encuentra con licencia médica por casi dos meses, habrá recibido oportunamente el pago de su licencia médica o ¿habrá tenido que también apersonarse enérgicamente en el Compin, con las molestias y dolores propios de su dolencia, para hacer valer sus derechos, de que le paguen su dieta y así poder cumplir con sus obligaciones, las mismas que tenemos todos los chilenos cuando llega el fin de mes?

Luis Enrique Soler Milla

Corte de rutas

Señor director:

Está bien que los profesores se manifiesten y luchen por sus derechos, pues es justo lo que están exigiendo al Gobierno. Sin embargo, no es culpa del resto de la gente que se atrasó a su trabajo, en sus viajes a otras comunas o al aeropuerto por el corte de los caminos. Eso afecta a la gente común, no a las autoridades.

Ester Castillo