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El perro Top Gun que vive en el aeropuerto de Calama

Torreta es el can que saluda amablemente a los pasajeros en la sala de embarque, quienes a veces le regalan comida. Lo extraordinario es que el simpático animal tiene hasta una credencial de seguridad que dice "Terry-ble bombero".

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l Bryan Saavedra López

Torreta solía ser uno de los perros abandonados o perdidos de Calama, lo más probable es que le gustaban los aviones y por eso arrancó de alguna población o villa para refugiarse en el aeropuerto de la ciudad.

Torreta es simpático, tranquilo, hace caso y es amigo de los trabajadores del "Servicio de salvamento y extinción de incendios" (Ssei), los bomberos del terminal loíno. Ellos lo adoptaron hace más de seis meses; incluso tiene su casa y -de vez en cuando- los personalizan con ropas y una credencial de seguridad.

Torreta tiene un pelaje amarillo, ojos oscuros, mirada amigable y está un tanto gordito. Se sienta en el piso alfombrado y mira con ojos tiernos, orejas caídas y la nariz mojada a Estefanía Muñoz, una española que espera su vuelo y come una barra de chocolate.

Estefanía aprovecha su dinero y por eso ha recorrido lugares de Argentina, Bolivia y Chile en dos semanas. "La naturaleza de Sudamérica es increíble", cuenta Estefanía y luego come.

Estefanía conoce más de 15 países. "Hay que usar el dinero en algo que te guste", aclara. Hoy es la primera vez que encuentra a un perro en un aeropuerto.

Torreta aún tiene sus ojos clavados en Estefanía, pero se acabó de comida y su relación. Ahora va por otra persona.

Torreta llegó con una herida en la cabeza hace unos días, pero Luciano Cárdenas, un jefe de un grupo del aeropuerto, junto a otros compañeros lo curaron. Es por eso que tiene una mancha en su cabeza de un color morado ya degradado.

Luciano saca a Torreta de la sala de embarque, éste no se resiste y lo dejan detrás de una puerta de vidrio. "Es bien juguetón, es bien tranquilo y es re habiloso", explica Luciano.

Torreta es inteligente porque -según Luciano- él conoce los límites por los cuales se puede circular dentro de la construcción del nuevo aeropuerto de Calama. "Ha servido harto el perrito, porque te distraes con él y ni siquiera se lanza o muerde, son casos muy fortuitos cuando hace problemas", cuenta Luciano.

Torreta mira a Luciano a través del vidrio y el hombre aclara que es "el perro del aeropuerto", ya que muchos de sus compañeros ya se acostumbraron a verlo pasearse por el lugar.

Luciano siente cariño por Torreta, porque le ayuda a quitarse un poco de estrés de su trabajo. "Acá hay mucho movimiento y pasajeros y la atención y todo, y el perro te distrae con sus jugarretas y su cariño, se te tira encima, te saluda y te relaja en tus momentos de estrés", relata Luciano.

Luciano trabaja para una aerolínea y le llama "Copito" a Torreta, "¿cómo lo llamarán lo otros compañeros no tengo idea?, se pregunta, "pero casi todos le han llamado Copito", afirma. "Podrías preguntarle a otros compañeros cómo le llaman", sugiere Luciano.

Patricio Rojas, quien trabaja en la seguridad aeroportuaria aclara que lo bautizaron como "Torreta" las personas del Ssei en septiembre de 2013. "El nombre viene porque hay una pieza del carro de los colegas que apagan incendios que se llama Torreta", cuenta Patricio.

Torreta efectivamente es una pieza que lanza agua desde el techo del carro de los bomberos aeronáuticos.

Torreta llegó al aeropuerto con un collar de cuero y púas metálicas que inspiraban rudeza, pero es manso y tierno, y se quedó en el aeropuerto. "Como es bien querido tiene diferentes nombres", explica Rojas.

Marce y Eloísa son brasileras y visitaron San Pedro de Atacama por seis días, también es la primera vez que ven a un perro en una sala de embarque. "Yo tengo uno igualito y me encantó ver al perro acá, pero no es costumbre si hay uno tudobem", comenta Marce.

Marce piensa que para ella es mejor ver a un perro como Torreta, quien es tranquilo y tiene rasgos de labrador y posiblemente puede guiar ciegos, antes que ver "a uno chiquitito histérico que ladra por todo".

Torreta aparece nuevamente en la sala de embarque desde otra puerta, esta vez saluda a un extranjero que lee un libro antes de subir a su avión. Mientras tanto, Juan Carlos que trabaja en Calama y pronto viajará a Santiago explica que "a mí me gustan los animales y no me incomoda que esté acá adentro. Además se ve que es un perro dócil y tranquilo, porque tiene una mezcla de labrador".

Torreta está gordito, bien alimentado y contento en el aeropuerto y ahora va a saludar a otra persona en la sala de embarque, donde varios se impresionan al verlo.

Luciano dice que puede que Torreta se vaya del aeropuerto cuando llegue Policía Internacional, específicamente a mitad de año,debido a las fiscalizaciones que pudiesen aplicar en cuanto a los animales en el recinto. Por el momento "Copito tiene para harto tiempo todavía acá", explica Luciano.

Torreta por ahora tiene más argumentos para conservar ese nombre, por lo tanto ya no es Copito pese a que algunas personas le seguirán llamando así o quizás sus ex dueños le provoquen un flash back y una confusión cuando lo llamen por su antiguo nombre.

Torreta era un perro solitario, perdido, con heridas y con hambre, y con otro nombre y con otra familia y con otra vida y hoy se da el lujo de vivir en un aeropuerto. J