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Guajache atropellado es el nuevo inquilino en "hospital de las aves"

Hay dos opciones: amputación del ala o eutanasia. El ave y otras se encuentran internadas en el Centro de Rescate de la UA; todos heridas por efecto del hombre.

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l Rodrigo Ramos B.

El bebé pelícano observa con recelo. Está en un rincón y no parece con ganas de moverse. Hace un par de días llegó al Centro de Rescate y Liberación de Fauna Silvestre de la Universidad de Antofagasta (UA); que parece un hospital de aves. Puede decirse que nuestro amigo tenía toda la vida por delante hasta que lo atropellaron en Punta Itata. Fue una moto.

Tras recibir una llamada sobre un pelícano herido, un grupo del mencionado centro de rescate de la UA y una voluntaria de Sea Shepherd, organización ecologista, concurrieron el pasado domingo a Punta Itata, playa ubicada a 85 kilómetros de Antofagasta.

El pelícano se encontraba con un ala rota y con los huesos expuestos. Al parecer el animal había estado varios días de esa manera. Quienes fueron a realizar el rescate dedujeron que fue un impacto muy fuerte. Según ellos se trató del atropello de algún vehículo motorizado de arena.

En Punta Itata es frecuente observar a varias personas con motos. Cruzan a mucha velocidad en los lugares donde las aves descansan, sólo con la intención de molestarlas. El dilema es que en el sector hay nidificación de aves.

Según comentó Camila Basualdo rescatista de Sea Shepard, las motos o cuadrimotos pasaban a una gran velocidad muy cerca del pelícano herido. En consecuencia el ave permanecía estresada y sin alimento.

Quienes conducen las motos son jóvenes; a veces adultos, dice Camila. "No les interesa nada. Esto demuestra que no pueden convivir aves con personas irresponsables. Lo del pelícano es un caso específico, pero dada la situación pueden surgir otros".

Camila Basualdo dice que el artículo 291 del código penal sanciona aquellas prácticas que constituyan actos de crueldad o maltrato contra los animales. "Lanzar un vehículo motorizado en contra de un animal indefenso perfectamente puede constituir un acto cruel y de maltrato. Más aún si estos animales resultan gravemente heridos", afirma.

Lamentablemente en este caso fue imposible rehabilitar al animal. El veterinario determinó que debido a la gravedad de la fractura se deberá amputar el ala. La otra posibilidad es la eutanasia.

Diego Andrade, estudiante de ecología marina y quien resguarda el centro de rescate de la UA, explica que con un ala menos el ave no se podrá reintegrar a su hábitat natural.

Andrade dice que el promedio de vida de un guajache es de alrededor de 15 años. La otra posibilidad es que el animal pase toda su vida en el centro. ¿Era justo para él?

El pelicano bebé es el último inquilino del centro de la UA. Por ahora comparte espacio con otro pelícano en recuperación; animal que parece más amigable.

Andrade aclara que ninguno de los animales tiene nombre pues no son mascotas. Luego recoge un pescado y se los da. En otro sector habitan patos yecos; uno de estos sigue a Andrade como si fuera su madre. Luego dice que los patos yecos son aves inteligentes a pesar de todo. Son excelsos cazadores.

Un pingüino de Humboldt es el vecino de los patos yecos. El amigo se roba todas las miradas; tiene menos de un año y está en período de adaptación para regresar a su hábitat en la península de Mejillones. Deberá conseguir pareja. Diego Andrade le lanza el pescado a una pileta para que lo atrape. El pingüino lo hace y luego sigue con hambre. Nos picotea los zapatos. "Por él comiera todo el día", dice Daniel entre risas.

El pingüino llegó al centro para recuperar peso y hasta el momento lo ha logrado.

Intimida la mirada de un búho tucuquere. El ave de presa llegó hace varios años al centro. Venía herida por efecto de postones. Le dispararon en un sector del río Loa.

Andrade dice que alimentan al búho con ratones pequeños. "Ahora está flojo; a veces hay que matar a los ratones antes pues se le escapan".

Andrade, en tanto, reconoce que lo agradable y tranquilo que resulta compartir con los animales. Él pasa todo el día con ellos. A las aves las alimenta con pescado; un pescado diario dice.

Luego nos presenta a dos gaviotas lesbianas, dice. Una está empollando. La otra la cuida. Una gaviota es dominicana y la otra peruana. La diferencia entre ambas es el pico.

-¿Los animales tienen suerte de qué se encuentren con ustedes?-

-Lo ideal es liberarlos.

Un segundo búho también arribó herido por un postón. Lamentablemente éste no puede volar; en esa jaula pasará el resto de su vida. Un búho vive alrededor de 10 a 15 años.

Una gaviota de Franklin comparte habitación con varias garumas. Andrade dice que a la gaviota la trajeron pues tenía problemas en una de sus patas. La gaviota andaba de paso por Antofagasta, en el marco de su proceso migratorio. Una vez que esté en condiciones deberá sumarse a una bandada y emprender su regreso a América del Norte.

Las garumas, en tanto, dice que son particulares pues viven entre la costa y el desierto, donde empollan.

En general ver a estas aves en su mayoría heridas por el hombre, queda la sensación que urge concientizar a las personas acerca del respeto hacia las especies de la región.J