Los vecinos del hollín
Las quemas de basura en el Vertedero tienen aburridos a los vecinos de los nuevos condominios de La Chimba. La mayoría se quiere cambiar pues ven cómo van perdiendo su calidad de vida. Fuimos al "Chernobyl antofagastino".
l Rodrigo Ramos B.
Hace cuatro años Tamara Peña y su familia arribaron a la villa Alta Vista 2, sector de condominios de La Chimba. Todo parecía previsto para un buen pasar: casa nueva, cómoda y seguridad. Pasó el tiempo y el asunto iba viento en popa. Sin embargo en 2011 las cosas cambiaron.
El humo que comenzó a brotar del basural de a poco comenzó a estropear la buena vida. No fue una cuestión de un fin de semana; por el contrario el problema iba a ser permanente.
Hoy, Tamara y su familia buscan casa en el sector sur de Antofagasta. Están aburridos de las quemas en el vertedero. El dilema es que no pueden hacer nada para revertir el asunto; salvo bramar a través de Twitter.
Tamara confiesa que su prima Nelly, está peor que ella. La avenida Pedro Aguirre Cerda marca el límite; quienes viven hacia el cerro o hacia el Este están más expuestos que el resto.
La prima Nelly reside en el condominio San Marcos 5; al Este de la avenida. A 800 metros de la casa de Nelly se producen las quemas. Es como vivir al lado de una hoguera o del infierno, dice la mujer abriendo los ojos.
Puede calificarse la calidad de vida de la familia de Nelly como espeluznante. La mezcla es humo y mal olor. Las ventanas deben permanecer cerradas casi todo el día, con el agravante del calor.
-¿Por qué no se va de ahí señora?
-Pues compré y esto pagando el dividendo. No obstante queremos cambiarnos lo más pronto posible. Esto es insoportable; no se puede vivir de esta manera.
Tamara y Nelly ignoran el grado de toxicidad de las emanaciones. Saben que los vecinos pueden quemar de papel hasta químicos.
El efecto del humo en la salud se siente, dice Nelly, con mareos, estornudos e interminables resfríos. Tamara mueve la cabeza en señal de afirmación respecto a lo que dice Nelly, y agrega a las patologías: alergias y jaquecas.
La virulencia en el aire también desgasta la convivencia en los hogares y con los vecinos. Nelly dice que todos andan más quisquillosos. Queda claro que para nadie es grato vivir de esa manera.
Podría pensarse que estas mujeres arman una escena tipo Chernobyl; pero lamentablemente la realidad se lee sola. Hay hollín en las ventanas. Mientras más cerca del vertedero; el aire se hace más espeso.
Tamara compró una casa por alrededor de 50 millones de pesos. La está pagando. La mayoría de quienes viven ahí invirtieron cantidades similares de dinero. Algunos recién están comenzando a cancelar sus dividendos. Sin embargo la chimenea del vertedero les ha quemado los sueños.
Evelyn Mancilla vive en el condominio Thassos, a un costado del Inacap. Dice que hasta allá llega la nube tóxica. Evelyn le pasa un dedo a la ventana y éste sale negro. "No podemos seguir así; mire", dice entusiasta.
Evelyn cuenta que el problema comenzó hace cuatro años, pero en el último tiempo se ha intensificado.
El horario de las quemas ilegales es el siguiente. Los moradores del vertedero comienzan a hacer fuego a alrededor de las 4 horas; a las 6 horas es cuando hay mayor intensidad. El fuego y humo decae a alrededor de las 8 horas. Así es todos los días; sin parar.
Algunas veces llegan los bomberos.
La columna de humo a veces es visible hasta de los edificios del centro. Sin embargo en ocasiones las quemas se producen a cualquier hora del día, con el efecto automático en la mala calidad del aire. "Puede hacer calor, pero debemos cerrar las ventanas. No podemos ir al patio. Debemos encerrarnos", dice angustiada la mujer.
Una ventana abierta que se quede en alguna casa transforma en un martirio. Evelyn, mirando al cielo, describe el aroma.
La mujer haciendo gesticulaciones explica que el olor es putrefacto; a veces parece olor a carne humana y otras veces a excremento. Evelyn toma aire y luego dice qué hicieron para vivir de esa manera.
Son varios los colegios distribuidos en el sector; todos están afectados por las quemas.
Nelly Peña trabaja en el NetLand School. Dice que el humo se transforma en un problema pues hay que cerrar las puertas y ventanas de las salas de clases. La anomalía se repite en otros establecimientos educacionales.
Camila que es alumna del Colegio Antofagasta, dice que un problema es el mal olor que producen las quemas; especialmente en las mañanas en los alrededores del colegio.
Evelyn, por su parte, dice que es el momento de que los vecinos y propietarios de colegios se organicen y de una vez por todas generen repercusión ciudadana.
"Sé que hay intentos, pero creo que si nos unimos todos los afectados podemos colocar el necesario punto final al problema", afirmó.
Una iniciativa por erradicar las quemas es la del grupo Facebook "No más quemas", que agrupa a 78 personas. Se trata de un instancia que poseen los vecinos para denunciar las quemas. El grupo también se encuentra en Twitter como: @NoMasQuemas.
La misión del grupo, según se lee en su Facebook, es obtener de parte de las autoridades competentes soluciones concretas de un problema social que se arrastra durante años y que afecta la salud de los vecinos del sector norte y el medio ambiente de la zona.
En varias oportunidades el grupo ha pedido mayor compromiso a los vecinos para solucionar el dilema. J