l Primero incredulidad, y luego el llanto, la rabia, los insultos contra la 'Seleçao' y la presidenta Dilma Rousseff: Brasil no consigue tragar la peor goleada que ha sufrido en su historia, el 7-1 asestado por Alemania el martes en casa, en la semifinal del Mundial-2014.
En las tribunas del estadio Mineirao en Belo Horizonte (sureste), miles de niños y adultos se enjuagan las lágrimas, el maquillaje mundialista de miles de mejillas arruinado por el llanto. Y antes del fin del partido, comienzan a partir. Ya no aguantan sufrir más, no quieren ver el final.
'¡Dilma, vete a tomar por c...!', resuena en las tribunas del estadio mundialista antes del fin del primer tiempo, un grito ya escuchado en la apertura de la Copa del Mundo el 12 de junio en Sao Paulo.
El insulto contra la mandataria, que se juega la reelección en comicios nacionales en tres meses, muestra la tensión social en este país sacudido desde junio de 2013 por grandes protestas callejeras contra el inmenso gasto público en el Mundial y por una mejor salud y educación.
La 'Seleçao' también es abucheada sin parar por la hinchada en el Mineirao, en la mayor derrota de Brasil de su historia junto al 6-0 que Uruguay le aplicó en la Copa América de 1920.
'Masacre', 'vejamen', 'humillación', 'un drama', 'un filme de terror': los brasileños, con el corazón destrozado, describen así lo que sienten tras el partido.
En medio de un silencio sepulcral en el famoso bar futbolero 'Sao Cristovao' de Sao Paulo, un hombre grita con histeria a la pantalla de televisión: '¡Saquen a esa mierda de Julio César!', en referencia al golero que se comió siete goles. J