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Tras una travesía de 6.400 millones de kilómetros durante 10 años, la sonda espacial europea Rosetta llegó a su destino ayer en algún lugar entre las órbitas de Marte y Júpiter, un hito en el primer intento de la humanidad de posar un artefacto espacial sobre un cometa.
La travesía culminó con éxito tras un impulso de siete minutos que permitió a Rosetta alinearse con el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
'Esta es la única oportunidad para ustedes de reunirse con un cometa', dijo el director general de la Agencia Espacial Europea, Jean-Jacques Dordain, a los científicos y espectadores que contemplaban la maniobra en el centro de control de la misión en Darmstadt, Alemania.
El objetivo de la misión es orbitar en torno del 67P a unos 100 kilómetros y observar el cometa en su trayectoria hacia el sol. Si se cumplen los planes, Rosetta dejará caer por primera vez un artefacto sobre un cometa. Los científicos esperan conocer mejor los orígenes de cometas, estrellas y planetas, dijo David Southwood, quien supervisó el aspecto científico de la misión hasta su retiro recientemente.
'Los cometas están hechos de la materia original del sistema solar', añadió. Algunos científicos sugieren que el agua, esencial para el desarrollo de la vida, llegó a la Tierra traída por cometas.
Los planes de tomar material del cometa y traerlo de regreso a la Tierra fueron cancelados cuando la NASA se retiró de la misión en una de las etapas iniciales, pero la agencia espacial estadounidense aportó tres de los 21 instrumentos a bordo de Rosetta, así como la sonda Philae, que debe descender sobre el cometa.
Las fotos tomadas por Rosetta muestran que 67P tiene una forma irregular, que se ha comparado con un pato gigante de cuatro kilómetros de largo. J