Estimado director:

Quiero dejar en claro que no apoyo ningún tipo de violencia y no avalo ni comparto lo ocurrido al interior de la cárcel de Calama. Sin embargo, así como los defensores de los derechos humanos se dan el tiempo de apuntar con el dedo a los gendarmes por lo hecho (que no está bien), también deberían darse el tiempo de investigar las condiciones en que trabajan, los sistemas de turno que deben cumplir, las escasas medidas de seguridad con que cuentan para controlar un motín y lo sobrepasados que se encuentran con la población penal que deben cuidar. Los defensores de derechos humanos deberían defender para ambos lados, no solo por quienes parecen o quieren parecer antes los medios como los más desvalidos.

Cristian Rojas

Escribo como conductor y desde esta vitrina lo hago indignado. Siempre se nos acusa de ser quienes cometemos las imprudencias y desatamos tragedias que tienen en oportunidades incluso víctimas fatales. Pero díganme, alguien se ha detenido a analizar cuántas veces la responsabilidad es de los peatones e incluso de los ciclistas, que no logran entender que deben apegar a las leyes de tránsito porque también circulan en un vehículo, aunque este sea a tracción.

Finalmente como ocurre en los gobiernos de todos los colores políticos, la gente de clase media se ve afectada por cada una de las ideas brillantes que se les ocurre implementar. Me da lo mismo que suban el tabaco o el alcohol, (por lo demás esto no disminuirá las adicciones, la gente gastará más y se acabo), pero creo que no puede ser que nos suban los precios de las viviendas y los vehículos. Quienes somos el verdadero jamón del sandwich siempre pagamos el pato. No podemos optar a ningún tipo de subsidio y debemos hipotecar hasta la vida por tener una casa y ahora más encima nos subirán los precios. Queremos con esfuerzo cambiar nuestro vehículo y también deberemos pagar más caro. Aquí hay que apretar a los empresarios y no a los usuarios comunes y corrientes.