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El Oso ecologista se espantó con el galpón

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El Oso Latente, el más conocido defensor de los animales y del medioambiente en su Bolivia natal, no pudo llegar en un momento más oportuno a Antofagasta. Está de visita por la ciudad para hacer lo que mejor sabe: enseñar a los niños sobre la importancia del cuidado de nuestro planeta. Y justo por estos días, en la ciudad todos andan hablando de la contaminación, de los exámenes que revelan niños con plomo y de la búsqueda de la fuente exacta que anda ensuciando a medio mundo.

-Esto es la barbaridad más grande que pueda haber, no es posible que en este siglo, en estos años pueda haber gente que por interés económico esté dañando la salud de la población de Antofagasta. ¡Porque son daños irreversibles los que se pueden producir!- dice el Oso Latente, molesto.

Detrás del traje blanco del Oso Latente -que dicho sea de paso, debe producirle un calor infernal a mediodía- está Juan Carlos Antezana, de profesión ecologista. Él cuenta que recorre varios países de Latinoamérica, para poder trabajar con los pequeños en el tema medioambiental. Dice que sobre todo le gusta trabajar con niños de hogares de huérfanos, que están en plena etapa de aprendizaje. Y para llegar a ellos, se le ocurrió el Oso.

-Con los niños descubrimos que hay que defender los animales, la selva, el agua. Hicimos esto y generamos muchas cosas, tuvimos hace poco un encuentro de niños en Pucón, otro en Uruguay, y ahora vamos por el tercero- explica el Oso.

-Porque siempre me gustaron los osos. Cuando era niño, me metía bajo las frazadas de la cama. En el tiempo fue mas fuerte, porque habían entradas folclóricas con un personaje que era un oso, yo quería tener las posibilidades de ser un oso. Y después empecé a rescatar animales.

EL PUMA ENJAULADO

El Oso Latente ama a los animales. Mucho. Lo descubrió cuando estaba tan entusiasmado con ser uno, que encontró un osito bebé en las selvas amazónicas bolivianas. Junto a un joven que lo ayudaba, le daban para el desayuno una tina llena de leche. Desde ahí, empezó a rescatar animales maltratados, perdidos o en cautiverio, y los enviaba a uno de los cinco parques que construyó en el país altiplánico. De hecho una vez rescató a uno del zoológico.

-El León Fido lo metieron para no sacarlo, vivía en una fosa de cemento, era horrible. Al lado había otro animal, un puma que estaba en peores condiciones que el león- cuenta el Oso.

Aprovechando que el alcalde titular de Oruro era reemplazado por otro señor, el Oso se metió al zoológico para llevarse el puma. Con unos veterinarios empujaron el animal a una jaula de traslado, ayudándose con unas pitas. Así lo rescataron.

Sin embargo, esta pega de andar como Oso por el mundo advirtiendo sobre la importancia de cuidar el ecosistema tiene un costo: tiene tres hijos en Bolivia, y aquí está haciendo su labor totalmente solo.

-Sería lindo que en familia se pudiera participar- dice con un dejo de tristeza- al principio cuando se está enamorado, en todo están con uno, pero pasa el tiempo y eso… se va separando…

-Ese es el precio que hay que pagar por hacer algo. Sería lindo participar en conjunto, con la familia en estas cosas.

EVO Y LA CARRETERA QUE NO FUE

El medioambiente no es solo los animalitos, y eso el Oso Latente lo sabe. En Bolivia, el MAS (partido de gobierno al que pertenece el Presidente Evo Morales) insiste desde el año pasado en construir una carretera por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), en una región entre Cochabamba y el Beni. Cuando supo, el Oso se puso furioso.

-Pasé todo un mes enjaulado por Bolivia para frenar la construcción de la carretera. Era terrible, porque duele el cuerpo, la cabeza, no hay mucho oxígeno- recuerda.

Dentro de la jaula, el Oso Latente recibía comida cada cierto tiempo. Si usted se pregunta por las necesidades biológicas, ahí si podía salir. Un ratito nomás. Con la oposición que concitó el proyecto, se pudo por fin frenar la carretera.

El Oso reflexiona más allá de lo sucedido en el Tipnis. Piensa que pese a la buena imagen internacional que tiene Evo, en la interna el presidente Morales sale perdiendo.

-Cuando al presidente se le mete una cosa, quiere hacerlo como sea, y no le importa pisar a quien tenga que pisar. En realidad utiliza el concepto de ser indígena, porque lo que interesa es el poder. El siempre dice que "es indio" por ser aymara, y por eso los aymaras votan por él, porque se sienten identificados.

El Oso piensa que aunque se revelen escándalos, Evo seguirá teniendo apoyo popular después de todo.

¡SAQUEN EL GALPÓN!

La conversación con el Oso Latente se realiza por el Paseo del Mar. De su cuello cuelga un cartel con decenas de conceptos relacionados a las materias que defiende. Agua, animales, fotos de los osos que ha rescatado. Cuando vamos caminando hacia el centro, el Oso pasa el dedo por uno de los fierros que está colindante al puerto, y lo retira, quedando con su índice totalmente cubierto de polvillo negro.

-Se siente algo en la garganta ¿ah?- dice. Cuando mira el cielo antofagastino, el Oso dice que el caso local le recuerda a Cochabamba, donde el humo de las empresas ladrilleras tenían contaminada la ciudad boliviana. Esta es parte de su lucha, dice que explicando a los niños la importancia del medioambiente, generaremos un futuro, una esperanza.

El Oso cuenta que irá al Servicio Nacional de Menores (Sename), para que le den datos de dónde poder presentar su forma de ver la vida a los pequeños. Enterado de la polémica del galpón en el puerto, el defensor de las causas medioambientales es claro en pedir que lo saquen.

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