Secciones

Una reina que siguió apoyando sin corona

E-mail Compartir

Todas sueñan con ser reinas pero muy pocas convierten ese anhelo en una realidad.

La mayoría espera tener la ansiada corona sobre su cabeza, pero ahí se termina todo.

Pero Marcela Torres Escalera, reina por Calama en el período 2013-2014, quiso marcar la diferencia y demostrar que las reinas son "más que una cara bonita".

Jamás ha desconocido que su espigada figura le ha ayuda en la vida, sin embargo cree que esas ventajas las puede convertir en apoyo para quienes más lo necesitan.

Quiso desde la primera vez que participó, tener un mandato marcado por la labor social y aunque el año pasado entregó la corona, no quiso dejar de ser una reina que se ensucia las manos por ayudar a quienes más lo necesitan.

De sonrisa fácil, su alegría fue completa cuando alcanzó el ansiado cetro, en lo que fue su segunda participación en el reinado por Calama.

"La primera vez solo estuve a una milésima y quedé con la sensación que tenía que ir por mi desquite y tenía razón, porque gané", explicó aún dichosa por lo conseguido.

Se presentó al Miss Chile y quedó seleccionada entre las 10 mujeres más lindas del país. Una experiencias que ella valora hasta el día de hoy.

En su mandato se encargó de estar con la gente muy de cerca, desarrollando por ejemplo algunos talleres en jardines infantiles de la ciudad.

Es educadora de párvulos de profesión y está convencida que todo lo que se pueda entregar a los más chicos, es fundamental que se haga en la época de la primera infancia.

Muchos pueden pensar que se quedó pegada con su corona, pero ella explica que no es así, que al contrario, quiso aprovechar su exposición mediática para ayudar a quienes lo necesitaban.

No quiere protagonismo, pero si es necesario tener cobertura mediática para conseguir el apoyo que requieren sus iniciativas lo seguirá haciendo.

Le gustan las luces, es innegable, pero ha sabido canalizar sus gustos con algo mucho más importante y de fondo, la ayuda social.

Debió abandonar la ciudad y hoy se encuentra radicada en Antofagasta, donde ejercerá su profesión, esa que la llena al estar en contacto con los más chicos.

Pero los 216 kilómetros de distancia que ahora la separan del oasis no es motivo para dejar de trabajar por su ciudad.

Su popularidad no fue solo entre la comunidad, esta trascendió y le permitió conseguir incluso apoyo económico para cada una de sus iniciativas.

"Con ayuda de mis auspiciadores, fueron trabajadores de Codelco, me ayudaron a financiar fiestas navideñas, la primera fue a la agrupación Sueño y Esperanza Down", comentó.

Muchos tuvieron la oportunidad de verla en supermercados, realizando ella misma las compras para cada uno de sus eventos solidarios.

Pero ya lejos de los flashes que llegaban cuando era la soberana, no dejó de ayudar a quienes más lo requerían.

"La Navidad pasada conseguí apoyo de privados y del Municipio, quien siempre han estado conmigo aunque ya no soy reina, y entregue cenas navideñas y regalos a familias de escasos recursos", relató.

Es que viene de una familia luchadora y ese espíritu lo heredó. Sabe que las cosas no son fáciles y que para llegar lejos hay que trabajar.

"Vengo de una familia, la cual mis padres siempre me han enseñando que la mejor manera de agradecer todo lo que uno tiene es ayudando a los demás y eso es lo que más llena el corazón", dijo.

Pero qué hará con la distancia. Ella lo tiene claro y no se alejará de la ayuda social, que es lo que marcó cada día de su mandato.

"Yo espero seguir realizando actividades por Calama. Quizás durante el año me cueste un poco porque entré a trabajar como educadora de párvulos en Antofagasta, pero a fin de año voy a seguir con las fiestas de Navidad, repartiendo regalos, entregando cenas y ayudando a los niños".

Es que por más que muchas reinas se comprometen a trabajar por la ciudad y aportar desde su posición, la mayoría se queda solo en palabras. Marcela Torres quiso poner la acción.

"Hay quienes piensan en hacer la cosas y quienes las hacen. Es mil veces mejor y más gratificante ser del grupo que hace las cosas. Es fácil hablar de ser generoso, pero estar en terreno y llenarse las manos con tierra es muy distinto", afirmó.

El cariño de la gente, ese que se expresa en silencio pero que gratifica de sobremanera, también son el impulso que necesita para seguir en su labor por ayudar.

"Siempre me he sentido querida, incluso cuando fue a participar en el Miss Chile como independiente, la gente me escribía a mi Facebook sin que yo la conociera".

En ese período también le tocó vivir una experiencia muy particular que hoy recuerda con total humor.

"Muchas señoras me invitaban a tomar once para que conociera a sus hijos, me querían de nuera, era muy divertido", explicó.

Agradece también al municipio, quien le ha prestado colaboración aunque ya está convertida en una ex reina.

"Ellos saben que fui la primera reina que fue muy activa, que siempre participó en las actividades a las que fui invitada".

A sus 25 años quiere seguir trabajando por los más chicos y lo hará a través de su profesión, que le ha permitido una mayor cercanía con los niños.

Se emociona cada vez que le reconocen que la gente la quiere y la recuerda, aunque su mandato ya va a cumplir dos años.

Una reina que con o sin corona sigue con el perfil social que siempre quiso potenciar en su período.

Hoy espera que todas las reinas sigan sus pasos, más que en el trabajo que realizó en no olvidarse que deben apoyar a la comunidad desde cualquier lugar.

j