El hombre que salvó la cancha de El Salvador
Se llama Ibar Rivera, tiene 74 años y es autor de un milagro de carácter botánico. En apenas seis días, el hombre, perito en el cultivo de semillas, resucitó 15.750 metros cuadrados de pasto agonizante en medio del desierto. Es la cancha del estadio El Cobre de Cobresal, víctima de 20 días de sequía y temperaturas peligrosas, que ahora vuelve en gloria y majestad esperando a su equipo.
Así, apenas ocurrida la tragedia del norte, el señor Rivera, mítico canchero del equipo, se puso un overol añoso y desafió a la naturaleza. Se juramentó, en una actitud épica, salvar la cancha. Eso, aunque el agua escaseara.
Dejó crecer el pasto y esperó que la humedad de la tierra lo regara. Acompañó el proceso desde un costado, meditando, y se encomendó a los santos de la flora.
Jajajá, nooo. Con cariño solamente, le tengo cariño al pasto. Ahora estamos regando con camiones aljibes.
El señor Rivera llegó a El Salvador en 1978, un año antes de la fundación del club. Era mecánico de ferrocarriles y no sabía absolutamente nada de plantas. Hoy, 37 años después, es un experto. Y se jacta: "El pasto es el original, ¡nunca ha sido resembrado!"
En muy buenas condiciones, el pasto está verdeciiiito. Sólo hay unos manchones amarillos, pero pequeñitos.
Aaarg- Rivera, explicamos, lanza un gruñido-, a veces uno pasa rabia porque están usando mucho la cancha, pero hay que ponerle cariño.
El título
El equipo, grita Rivera, está capacitado para salir campeón. Son hombres, añade, valientes. Tipos con hambre. Por eso se entusiasma y sueña con el domingo, con que la UC no gane y Cobresal se coroné campeón en El Salvador.
No, es que nadie nunca pensó que podíamos salir campeones. La meta era no pasar los mismos problemas de siempre.
Uno ya se acostumbró a eso. Fíjese cuando estamos peleando la cola, jajajá, puro sufrimiento. Pero ya estamos curados de espanto con lo ocurrido. J