Cabo le abre oportunidad de superación a jóvenes y niños
Cada mañana al despertar se convierte en el defensor de los desvalidos. Al vestir ese uniforme que lleva con tanto orgullo, se transforma en el cabo primero que está dispuesto a ser del débil el protector.
Pero bajo esa coraza de hombre serio, se esconde un gran artista, que cada vez que se despoja de su traje verde, vibra al ritmo de nuestra música, esa que nos entrega nuestras raíces.
Francisco Núñez Muñoz, oriundo de Santiago, tiene 26 años y desde que tenía apenas seis, sus pies ya se desplazaban de un lado a otro haciendo gala de su gran talento para bailar nuestra música chilena, la cueca.
Es de los que se molesta cuando muchos dicen que se disfrazarán de huaso, cuando él tiene claro que vestir ese atuendo es todo un privilegio y pocos son quienes saben llevarlo con orgullo.
Si durante el día dedica cada minuto de su tiempo a luchar contra la delincuencia y dejar tras las rejas a los malos, cuando cae la noche intenta rescatar a niños en condición vulnerable e incluso a muchos que en más de una oportunidad el mismo detuvo.
Ha sabido luchar por conseguir sus ideales. Le ha tocado duro pero se ha sabido levantar y una gran fuente de escape para él, ha sido la música.
No nació en cuna de oro y por lo mismo sabe que aquellos que viven en situación de marginalidad, merecen una oportunidad para salvar sus vidas, más cuando son apenas unos niños o adolescentes.
Es un convencido que a través de la música a muchos se les puede entregar una oportunidad para no caer en el camino fácil, el que la mayoría de quienes pertenecen a su grupo Ayelen, tienen muchas veces en la puerta de su casa.
Trabaja en el sector poniente de la ciudad, ese mismo que ha tenido que ser intervenido policialmente porque estaba marcado por la delincuencia y principalmente el tráfico de droga.
Pero él llega muy tranquilo, sabe que todos en el sector no solamente lo conocen, sino que también se ha ganado el respeto de cada uno de ellos, demostrando que un Carabinero no solo está para imponer orden, sino que también puede aportar con un granito de arena.
Son 26 niños, jóvenes e incluso adultos quienes dos veces por semana llegan hasta la sede de un terminal de colectivos en calle Alonso de Ercilla, para olvidar todos los malos ratos del día atrás y dejarse llevar por los acordes musicales.
Su profesor tampoco llega de uniforme, viste de sport y se pone frente a sus alumnos para impartir con entusiasmo y compromiso sus clases de folclor, porque el cabo Núñez no solo baila cueca, sino que cada uno de los ritmos que recorren nuestro país.
Es un espacio amplio, donde cada uno sabe en qué lugar debe instalarse ante la instrucción de Núñez. No es necesario ni siquiera levantar la voz, todos disfrutan lo que hacen y a la primera orden comienzan a danzar.
No tienen necesidad de saber que se preparan para un evento importante para que cada uno de los integrantes del grupo ponga todas sus ganas e imprima un toque de profesionalismo en lo que hacen.
Pero también han vivido jornada de nervios, cuando deben presentarse en actos de tal importancia como el Día del Carabineros, ocasión en que la institución le dio la oportunidad al cabo Núñez de presentarse junto a sus niños, hecho que los lleno de orgullo.
Estuvieron frente a las autoridades de la comuna y un público que les brindó un gran respaldo, que se tradujo en aplausos que los llenó de alegría y les regresó esa tranquilidad pérdida por los nervios que los atacaron antes de salir a escena.
Francisco es sincero, sabe que el folclor lo salvó de caer en tentaciones que pudieron llevarlo por un camino equivocado y hoy quiere que su historia se repita con sus niños.
"Tuve grandes profesores, que me empezaron a inculcar valores importantes como la responsabilidad. Mi tiempo libre lo dedique al folclor y eso hizo que no me fuera para otro lado", comentó en medio de uno de sus ensayos.
Estaba consciente que no tendría mayores oportunidades en caso de no estudiar, por lo que decidió ingresar a Carabineros, donde ha ido construyendo una importante carrera.
Hace poco ascendió a cabo primero y cada uno de los integrantes de su familia adoptiva, la misma que lo hace sentir como en casa en Calama, estuvo a su lado en ese importante día.
Sus padres y hermanos están lejos, pero orgullosos de cada uno de sus pasos, en lo laboral y también en la labor social que actualmente cumple.
"Colaborar con un granito de arena, haciendo algo que tanto me gusta y saber que con eso quizás le doy una opción de cambiar aunque sea a un adolescente que está metido en problemas, me da una satisfacción muy grande", confiesa Núñez.
Cuando anda en la calle debe portar su arma de servicio, pero en la pista su mejor arma es su talento y la pasión con que ejecuta cada paso de los bailes que tanto disfruta y donde el mismo es el coreógrafo.
Durante su estadía en la Escuela de Carabineros, también demostró todo su talento como huaso, pero esos de verdad, de tomo y lomo, que cuando se ponen el poncho no les queda grande y bailan con el corazón. Aunque tiene su agrupación propia en conjunto con varios de los integrantes de su grupo anterior, siempre está disponible para quienes deseen aprender o requieran que sus niños y él realicen alguna presentación.
Reconoce que cada actuación siempre está dedicada a la misma persona. A la única mujer que hasta ahora le ha robado el sueño y que le quita cada uno de sus suspiro.
Su mamita Perla fue un pilar fundamental en su vida y hoy cada paso que da, incluyendo el proyecto que significa tener un grupo folclórico está dedicado a ella.
No tiene problema en recibir a más niños, sus brazos están abiertos para todos quienes quieran aprender a danzar nuestro baile nacional.
Una forma distinta de vivir la vida, ayudando a los demás en su labor diaria como Carabinero, pero también abriendo una luz de esperanza, brindando una oportunidad de camino distinto para muchos jóvenes que a veces ven todo perdido. J
Hace un par de semanas tuvieron una de las más importantes presentaciones. Fueron parte de las celebraciones del 88 aniversario de Carabineros.
De vestir impecable hicieron gala de cada uno de los días que tuvieron de preparación, el que se vio retribuido con el aplauso de cada uno de los asistentes. El cabo Núñez estaba orgulloso de los grandes avances de sus alumnos.
l Elizabeth Pérez Donoso
"Poder ayudar
a niños que
quizás buscan una oportunidad
da satisfacción"
Francisco Núñez Muñoz,