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La emocionante e inédita visita de la "Chinita" en Antofagasta

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Carlos Morales, segundo caporal del baile religioso "Gitanos hijos de la Pampa" está emocionado. Cada año, su baile debe juntar catorce millones de pesos (sí, catorce millones) en bingos, lotas, tropitambos y un sinfín de actividades, todo para poder hacer el esfuerzo y viajar los 500 kilómetros que separan Antofagasta de La Tirana, y así venerar a su querida "Chinita".

En esta ocasión es diferente. La imagen de la Virgen del Carmen salió de su santuario por primera vez en 28 años, luego de la mítica visita del Papa Juan Pablo II en 1987 (ver recuadro), y ya ha recorrido Antofagasta durante todo el fin de semana. Ayer fue la eucaristía de despedida, y mientras la Virgen era trasladada al compás de la música de las bandas hasta la Plaza Bicentenario, tres mil personas esperaban pacientes la llegada de la imagen religiosa.

-Ahí viene- dice un niño.

La gente aplaude, y unas señoras con pañuelo blanco al viento saluda a la Virgen con lágrimas en los ojos. Es la expresión más pura de fervor popular. Carlos ve por primera vez en su vida a la virgen en Antofagasta.

-Hay gente que lamentablemente por diversos motivos no puede viajar, y que venga nuestra madre es bastante gratificante, porque ahora vino a visitarnos a nosotros y es importante, por la fe que mantenemos en nuestros corazones- reflexiona Carlos.

TODO POR FE

La imagen de la Virgen del Carmen tiene más de 200 años de antigüedad, y está permanentemente en el santuario de Iquique. La organización de los bailes religiosos de la ciudad con la Arquidiócesis local logró preparar esta visita a la capital regional, que incluyó capillas, parroquias y hasta la Vega Central. De hecho, la misma alcaldesa Karen Rojo la declaró "visita ilustre" este fin de semana.

-Esto es sacrificado, nosotros somos un baile donde cada promesero costea los pasajes de cada uno- explica Juan López Meneses, del baile Indios Sioux. La vestimenta recuerda a los indígenas de Norteamérica, y son confeccionados sobre el mismo López, que danza acá desde el año 1980.

El Arzobispo de Antofagasta, monseñor Pablo Lizana, recibe la imagen ante una lluvia de pétalos de flores, y de peregrinos que sostiene el estandarte de sus bailes mientras el grupo que sostiene la Virgen la deja en una mesa para escuchar la misa. El mensaje hace reflexión sobre el amor. "Ella (la Virgen) no hizo excepción de personas, nos está animando a amar en familia. En nuestra patria nos separamos tan fácilmente, nos odiamos tan fácilmente, que ella viene para ayudarnos a creer en el amor, a buscar los caminos del amor", dice.

Carlos Morales, a pesar del calor, está atento a la misa. Cuenta que él nació con una bronconeumonia, y fue su madre quien lo presentó a la Virgen de bebé. Cuando se sanó, empezó a bailar desde los 12 años, hasta ahora. Incluso, ahora también baila con su hija, Gearlein Morales.

-Esto es lo gratificante de servir el amor hacia ella. Es nuestra madre- vuelve a repetir.

Termina la eucaristía y la madre de todos debe regresar a Iquique. Según se supo, la Virgen no volverá al menos en cincuenta años, por lo complicado de su conservación. Y las lágrimas, las bandas de bronce y los pañuelos le dicen adiós. J

"Despoblamiento general" titulaba "La Estrella del Norte" el 6 de abril de 1987, cuando, a propósito de la visita del Papa, la imagen de la "Chinita" vino a Antofagasta. "Fueron escenas emocionantes de ver a la venerada imagen que por primera vez sale de su santuario en Iquique. Gratos recuerdos para los antofagastinos que jamás se olvidarán y se metieron en el corazón de los pobladores de la Segunda Región", decía el artículo.

l Ignacio Araya Chanqueo

"Esto es lo

gratificante de

servir el amor

hacia ella"

Carlos Morales,