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"Luz Divina 6" es ejemplo con manual de convivencia

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Quince son los puntos que, pese a parecer básicos para el éxito de cualquier comunidad, marcan la diferencia.

Caminar por los ocho pasajes del "Luz Divina 6", enclavado en el extremo norte alto de Antofagasta, no hace más que confirmar que la organización es hoy la clave del éxito para sus 94 vecinos. Diecisiete de ellos son chilenos, dos de sus familias son colombianas y el resto se divide en partes iguales entre peruanos y bolivianos.

La diversidad, sin embargo, no es excusa para el desencuentro y, por el contrario, son hoy ejemplo para sus pares. Calles impecables, iluminadas, respetuoso silencio, casas pintadas y hasta con sus numeraciones destacadas y portón de acceso son sólo algunos de los pequeños grandes detalles que hacen del Luz Divina un modelo a seguir,

"Lo que hace las veces de piscina decantadora por cualquier problema, controlar la droga, la delincuencia o poder tener un futuro, un proyecto de desarrollo... lo que hace de piscina es la organización de la gente. Cuando la gente está organizada, la cosa prospera, si no, hay algunos que se toman el poder, que dominan, que abusan; que no debieran estar viviendo en campamento y se aprovechan de los demás", dice convencido uno de sus integrantes e indiscutido líder, el sacerdote jesuita Felipe Berríos del Solar.

Tras su paso por África, el religioso llegó en enero pasado a Antofagasta y vive en una de las primeras viviendas que reciben a quienes llegan al calmo sector. Satisfecho por los resultados que espera repliquen los otros campamentos de la ciudad, contó que "lo que hemos hecho aquí es reorganizar el campamento con jefes de pasajes y una directiva representando realmente a la gente".

El Luz Divina, que ya va en su sexta etapa, luego del incendio que en noviembre asoló a sus familias hoy se emplaza en un terreno de Bienes Nacionales entregado en concesión a la Arquidiócesis de Antofagasta.

Sus 42 casas las consiguió Berríos en Santiago y los beneficiados pagaron el 10%. "Se va poco a poco perdiendo el miedo a que uno domine al otro; que subarriende. Parte de esto era hacer un reglamento básico", explicó el sacerdote.

Las reglas de convivencia fueron ampliamente discutidas y votadas- con urna secreta incluida y testigos -el 7 de mayo pasado. El resultado fue contundente: 66 de los 70 sufragantes aprobaron el manual que hoy rige sus conductas como comunidad.

Este fue presentado en sociedad esta semana y a la simbólica ceremonia asistió el jefe de la Subcomisaría Norte de Carabineros, capitán Juan Andrade Carvajal, quien destacó la iniciativa, enfatizando que "tenemos muchos campamentos en el sector de la subcomisaría; en algunos se han cometido incluso delitos súper graves, hasta homicidios. Pero acá se da algo distinto… ya tiene otra cara".

BIBLIOTECA

El sacerdote agradeció el respaldo de la policía uniformada y anunció que van por más.

Un container será transformado en una biblioteca para que los niños- y por qué no también adultos - puedan hacer sus tareas, con libros, diarios e internet.

"Si seguimos fortaleciendo la organización se pueden hacer montones de cosas", sentenció. J

Limpieza del campamento todos los sábado.

No vender alcohol. Tener tolerancia al conversar.

No hacer fuego dentro del campamento.

Cerrar los portones a las 22 horas de lunes a viernes. Sábado y domingo, 23.30 horas.

Tener buena convivencia con los vecinos.

Respetar el volumen moderado de la música y en un horario prudente. No vender droga.

Ser respetuoso con la comunidad. Cooperar con los encargados de pasajes. Trabajar en conjunto para el hermoseamiento del entorno. Hacerse cargo de sus mascotas. No arrendar. No al maltrato a los niños.

No a la violencia intrafamiliar.

l Iris González Gamboa