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Otro amigo que se fue

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Señor director:

Una vez más molesto su atención para referirme al deceso de mi buen amigo Mario González Castillo, expresidente del Chile Sporting Club.

La institución ha sido afectada en pocos meses por la muerte de cuatro de sus grandes figuras: Hugo Madrid, Ricardo Huerta y Manuel Palleres, agregando ahora a quien estuvo alrededor de 10 años dirigiendo los destinos de la entidad de calle Bolívar, la que el 4 de agosto próximo cumplirá 94 años de existencia.

Su repentino fallecimiento nos sorprendió dolorosamente. Al saberlo revisé la tercera edición de revistas que publiqué en homenaje al club, y en la última de 1999 -cuando el club cumplía 78 años- aparece una foto del directorio donde estamos doce personas. Esto prueba que en ese tiempo todo funcionaba bien, deportiva y administrativamente.

Cuando Mario dejó la presidencia, lapso en que fortaleció las ramas de fútbol y tenis, hubo un largo período en que no hubo progreso. Esto recientemente tiende a mejorar con la elección de una nueva mesa directiva, que preside Osvaldo Villacorta, que tiene la difícil misión de recuperar el prestigio y los intereses económicos del club de los colores amarillo y negro.

Volviendo a los que fue Mario, la familia amarilla lo recordará como un buen dirigente, comprometido con su quehacer y trazando planes para el futuro del club más grande e importante de Tocopilla.

En esta tarea muchos le colaboramos y lo habríamos seguido haciendo, lo que se detuvo por la renuncia al cargo de presidente por motivos extra deportivos.

Lo anterior nos hizo entablar una sólida amistad y cada vez que nos encontrábamos, el tema obligado era la situación del club de nuestros amores, o sea, jamás perdió su interés por la institución que le brindó el más alto cargo administrativo, antecedido por presidentes como Juan Montesinos, Antonio Mandakovic, Carlos Guerra, Casimiro Busanich, Marco de la Vega y Juan González, entre otros. Todos ellos fueron excelentes conductores y cautelaron siempre los intereses del club, que entregó al deporte grandes figuras, algunas de nivel internacional, y que es un patrimonio de nuestro puerto.

Quiero expresarle a su compañera, Myriam, a su hija Alejandra y sus nietos, un sincero pésame y por extensión al club que tanto quiso y que hoy lamenta su partida sin retorno.

Mario, con honestidad digo, descansa en paz, pues cumpliste con creces en esta tierra muchas acciones, entre ellas las más sanas, que son el deporte y la amistad.

Atentamente,

Iván González González