Descubriendo los secretos del universo para niños
La idea que uno tiene en la mente de las clases de ciencias debe asociarse mucho a un enorme salón gris, un grupo en silencio y enormes (y a veces, lateros) libros de cientos de páginas con jeroglíficos incomprensibles. La charla de hoy, relacionada con la astronomía y los secretos del universo, dista mucho de esa imagen prefabricada. Los niños, relajados y muy curiosos preguntan sobre agujeros negros, planetas y estrellas.
Quien dicta la charla es la astrónoma María Teresa Ruiz, Premio Nacional de Ciencias Exactas de Chile 1997. Está de visita en la capital regional, y habla con los niños en el salón del Centro Cultural Estación Antofagasta. Ellos, casi todos de quinto básico, no tienen temor de preguntar de todo. Y de verdad de todo.
-Estas son preguntas fantásticas -dice María Teresa a la salida de su charla-, porque los niños no tienen ese pudor de preguntar leseras que tienen los adultos, son preguntas honestas.
A la Premio Nacional le gusta recalcar que no hay nada de malo en consultar. "No hay preguntas tontas, nunca las hay", insiste. Nada que ver con las charlas de conocedores en el tema, porque cuando el que levanta su mano para resolver una duda, en realidad muchas veces ni siquiera las tiene. "Hay charlas en que el personaje sabe la respuesta y quiere lucirse. No siempre, pero pasa", dice.
María Teresa recuerda que esas mismas preguntas sobre todo las tenía en su infancia. Los tíos le decían "la preguntona", porque cuando quería saber cómo funcionaba el mundo, ya le tenían preparada la respuesta:
-No pregunte leseras, mijita.
EN LAS ESTRELLAS
Normalmente, María Teresa Ruiz pasa gran parte de su tiempo en el Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile, donde realiza sus investigaciones sobre planetas extrasolares y formación de las estrellas, además de hacer clases. En el mundo académico es una eminencia, tomando en cuenta que fue la primera en descubrir una "enana café" (o "enana marrón") en el espacio, poniéndole el nombre de Kalu (en mapudungún, 'rojo', ver recuadro).
Los fines de semana, cuando puede, la Premio Nacional se dedica a trabajar con los niños, que tienen tantas dudas como ella tenía cuando chica. Así, salió el libro "Universo, ciencia y ficción: que (no) te cuenten cuentos", que realizó junto a la profesora Margarita Schultz. Ahora, acaba de lanzar otro libro, para niños entre 14 y 15 años (les damos un adelanto en la página 9). "Son dos niños y niñas que hacen de las suyas, y la Cuca, que es astrónoma y mamá de uno de los niños, les va a dar charlas, y yo como que escribo un blog donde cuento cómo les resuelvo las inquietudes", cuenta María Teresa.
-No, en realidad el cielo me vino a remecer. Fui a hacer una práctica de verano a Tololo y me mandaron con otro compañero a la universidad que sabía mucho más de astronomía. Pablo estaba desesperado porque no cachaba nada, porque no reconocía ninguna estrella, nada. Entonces me dijo 'ya, éste es el mapa del cielo, párate en la mitad, acostumbra la vista y trata de reconocer las constelaciones'- cuenta.
Ésa era una noche sin luna. Así, mirando hacia el firmamento, prácticamente la vía láctea se le cayó encima. En sus ojos estaban millones de estrellas ansiosas de ser estudiadas por María Teresa. "No me preocupé de ninguna constelación ni nada, me quedé ahí tan impresionada que fue un flechazo", dice.
La astrónoma le puso todo el empeño posible a su trabajo, realizó un doctorado y comenzó a descubrir cosas. Aparte de la enana café, tiene a su haber una supernova en el momento de explotar, además de dos nebulosas planetarias. De hecho, actualmente trabaja usando el telescopio de ALMA para estudiar cómo es la formación de las estrellas.
Termina la charla, y los pequeños le aplauden. El tema le apasiona, y le gratifica mucho poder trabajar con los niños, quienes se formulan las mismas preguntas que ella se hacía de pequeña cuando armaba y desarmaba relojes para descubrir hasta el mínimo detalle del mundo que la rodeaba. Hace poco, el Ministerio de Cultura la invitó a representar a nuestro país en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con sus libros de difusión científica. De esta forma, más de algún pequeño quizá se sienta tan flechado con las ciencias como María Teresa lo sintió esa noche en el Cerro Tololo. "Como de esos flechazos amorosos", dice. J