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Con encendedores malos vecina crea aros y pulseras

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El reloj marca las 9.30 horas del pasado sábado. Doña Sonia Flores junto a su esposo, Ismael Almendares, preparan algunas bolsas, tarros y un pequeño carrito para comenzar otro día de trabajo.

La labor de los vecinos no es reconocida pero sí fundamental. El matrimonio lleva varios años recorriendo las playas de Antofagasta recogiendo encendedores, ya sea que estén buenos o malos, con dos fines: limpiar la costa y confeccionar bellos trabajos manuales.

niña

No hay dudas que hace ya algunos años la conciencia ecológica y de reciclaje se ha instalado en nuestro país, especialmente en las nuevas generaciones, pero doña Sonia es un caso distinto, ya que cuenta que desde pequeña estuvo interesada en confeccionar artículos sólo con materiales ya utilizados, es decir, darles una nueva vida a partir del reciclaje.

"Desde pequeña tenía esa mentalidad de tratar de volver a usar las piezas que eran de algún juguete y convertirlas en algo nuevo o a las muñecas Barbies antiguas hacerle nuevos vestidos con lo que encontraba. En eso me entretenía y con el tiempo me fui volviendo buena con las manualidades", relata la vecina que vive en el sector norte de la ciudad.

Lógicamente, cuenta, con el tiempo comenzó a perfeccionarse en otras modalidades de confección de artículos con material reciclado y, hace poco más de un año, se le ocurrió la genial idea de recolectar encendedores y crear aros, collares y hasta coles.

recolección

El trabajo de doña Sonia junto a Ismael es bastante sacrificado, ya que deben caminar varios kilómetros por las playas de la ciudad recolectando cada encendedor que, días después, se transformarán en artículos únicos.

"Todos los fines de semana caminamos desde El Trocadero hasta La Chimba recogiendo los encendedores. Y es increíble con la cantidad que llegamos a la casa", cuenta Sonia Flores.

Según comenta, hay tanta basura en las playas y especialmente encendedores, que luego de cada recorrido regresa junto a su esposo con más de 400 de estos artículos. Eso sí, ése es sólo el inicio de un trabajo mucho mayor, el cual se basa en desarmar, uno por uno, los encendedores y clasificar cada una de sus piezas.

"Con mi marido llegamos de la playa con un tarro lleno de encendedores y es muy pesado, menos mal que llevamos un carrito. Cuando ya estamos en el living, con unos desatornilladores chiquitos y otras herramientas de mi marido los desarmamos y las piezas chicas las ordenamos en cajas distintas y las bases las guardamos en botellas de cinco litros ordenadas por color de encendedor, así es más fácil buscarlos para cuando hacemos un cuadro o algo", explica doña Sonia.

artículos

El trabajo de reciclaje de la vecina y su marido es ejemplar, ya que, literalmente, limpian las playas del sector norte de encendedores botados en la arena, los cuales, luego de varias horas, transforman en distintos artículos, la mayoría para mujeres.

Por ejemplo, con 30 encendedores, doña Sonia confecciona un par de aros, pero aquello le demora casi un día de trabajo y, apenas los puede vender a tres mil pesos, ya que aún no estamos acostumbrados a valorar las manualidades.

"Nosotros hacemos con gusto nuestro trabajo pero es bastante lento, porque usamos literalmente todo el encendedor, o sea tenemos que cuidar que los tubitos, chisperos y base no se destruyan", comenta Sonia Flores.

Pero la vecina y su marido no sólo construyen aros y collares, sino también grandes cuadros confeccionados íntegramente con la estructura de color de los encendedores y las pequeñas piezas de su interior.

Actualmente doña Sonia tiene dos cuadros a la venta, uno tamaño mediano con la figura de un pescado y otro más grande con otro diseño. El primero tiene un valor de 15 mil pesos y el otro de 30 mil, aunque para éste el matrimonio demoró una semana en confeccionarlo.

Hace algunos meses la vecina está postulando a un fondo de Fosis para llevar a cabo, a gran escala, su idea de reciclar encendedores.

"Con mi marido estamos viendo la posibilidad de hacer coloridas jardineras en varias plazas de Antofagasta", dice la vecina.

Otro artículo que está empezando a incursionar doña Sonia es "revivir" muñecas antiguas, a las cuales les hace un vestido con mallas de limón y retazos de género.

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