Partió como auxiliar de aseo y ahora es asistente de párvulos
Ubicado entre el barrio industrial y el campamento 'Luz Divina' se encuentra el jardín infantil 'María Enseña', recinto de formación parvularia perteneciente a Integra, el cual alberga a un total de 40 niños y niñas entre los 2 y 4 años.
Ahí, en medio del inhóspito desierto del sector norte de Antofagasta, trabaja la tía Juanita Ortiz. Pequeña y de piel trigueña, alegre y con una empatía especial hacia los pequeñitos con los que diariamente trabaja, la Juanita o como algunas le dicen con cariño "la reliquia" trata de marcar la diferencia en un sector sindicado por muchos como "vulnerable".
A primera hora de la mañana, Juana se alista para llegar hasta su labor diaria, la cual califica como "su familia".
Pero ¿quién es esta mujer que encontró en un pequeño jardín perdido entre la urbanidad de Antofagasta su vocación real? Juana tiene 54 años, es madre de cuatro hijos y soltera.
En sus ojos, al hablar de su familia no puede evitar emocionarse al consultarle sobre sus hijos. Con orgullo comenta que todos están bien y que son para ella "su orgullo".
"Los tres hombres trabajan en la minería y mi hija mayor, es secretaria", comenta la asistente de párvulo.
Sobre su vida, Juanita es cauta y evita evocar algunos malos recuerdos. "Yo trabajé toda la vida para mis hijos, para que no le faltarán nada... el problema de eso, es que me perdí bonitos momentos en su crecimiento", recuerda con pena.
Ahora y tras una serie de sacrificios logró ser auxiliar de párvulos, luego de participar en un curso de capacitación que implemento Integra.
eL INICIO
Corría el año 2003 cuando una jovial Juana Ortiz se desempeñaba como asistente de aseo en el jardín "Gabriela Mistral" que se ubicaba en el sector centro norte de la Perla del Norte.
En ese recinto, se encargaba de tener todo impecable para los pequeñitos que diariamente concurrían hasta el parvulito.
Fue en esa época, cuando a raíz de los trabajos de mitigación que se estaban llevando a cabo en el jardín aprovechó la oportunidad y se trasladó hasta el "María Enseña".
"Yo trabajaba en el jardín Gabriel Mistral como auxiliar de aseo y lo tuvieron que arreglar y reparar, por eso, la señora directora, María Ordenes y dijo: necesito a seis personas para que trabajen otro jardín y no espere, levante la mano y junto a otras cinco llegamos en el 2003 al recién inaugurado jardín María Enseña", recuerda.
Al principio, Ortiz comenzó trabajando en lo suyo, limpiando las mesitas, las sillas y los baños de los parvulitos que concurrían hasta el recinto.
Luego, y debido a la escasez del personal, le dieron la oportunidad de trabajar en sala. Un ocasión que cimentó sus pasión por educar.
"Empecé limpiando, como asistente de aseo; como el jardín es pequeño me dieron la opción de trabajar en sala, ayudando a las tías en los que se podía, y ahí empecé. Me comenzó a gustar el trabajo de educar a los niños, aunque siempre me ha gustado cuidar a los pequeñitos, desde que trabajaba como cuidadora cuando era más niña", explica.
Ese fue el comienzo en su aventura en la educación, oportunidad que nunca pensó que la ayudaría a alcanzar el grado de auxiliar de párvulos.
El vertedero
Ya en el recién inaugurado "María Enseña" Juana junto a las cinco parvularias que fueron trasladas desde el jardín "Gabriela Mistral" comenzaron con la "empresa" de acercar el recinto hasta los más desfavorecidos de la ciudad.
Ella jamás olvidará la emoción que despertó entre las madres que trabajaban en el vertedero por esos años.
"Nosotros llegamos cuando recién estaban inscribiendo a los niños y los teníamos que ir a buscar del vertedero, y fue ahí donde vimos realmente como las mamitas trabajaban con sus hijos (...) ellas mientras reciclaban los dejaban a un lado en una cajita", recuerda.
Tras conversar con las recicladoras e invitarlas a incorporar a sus pequeños al jardín, Juana y sus compañeras de por esos años, tuvieron una agradable sorpresa. No había pasado ni un día y las trabajadoras llegaron hasta el parvulario para inscribir a sus hijos.
"Al otro día llegaron aquí con sus mamás, ni siquiera hacíamos la ficha (ríe), y una ahí se empezó a encariñar con ellos, porque eran puras lolas y también mujeres adultas que venían con sus hijos pequeños", comenta Juanita.
Pasó el tiempo y terminó encariñándose con su labor en sala, ahí sentada junto a los chiquititos pudo vivir lo que no disfrutó con sus hijos: la infancia.
La lucha y logro
Tras años y con sus ganas siempre de superarse, Juanita motivada por una amiga profesora decidió terminar con su educación media. Hecho que pudo cumplir gracias al impulso de su familia y la de su querida empleadora, quien siempre estuvo allí para ayudarla en lo que sea.
Una vez finaliza su formación y gracias a las vueltas que da la vida, la directora del jardín de esa época le contó sobre la capacitación que realizaba Integra para optar al grado superior de auxiliar de párvulo, se inscribió y postuló, pero es sincera al asegurar que "por mi edad jamás pensé que iba a quedar". Hoy, tras finalizar el curso solo está a la espera de recibir el titulo que certifique su gran amor a la profesión que durante años espero y que jamás pensó que llegaría.
Ahora es ayudante de una parvularia profesional, debe velar por el bienestar de los 20 niños y niñas de la transición medio menor.
Al ser consultada de cómo ve su trabajo, ella cuenta que "para mi no es un trabajo cuidar a los niños, ellos para mi son mis hijos, mi familia , acá todas luchamos para que sean felices y los mejores", finaliza Juanita. J
El jardín infantil "María Enseña" atiende diariamente a 40 niños y niñas provenientes del campamento "Luz Divina" y el vertedero. Ahí, las tías y las auxiliares buscan educar y prestar apoyo no solamente al niño sino a todo su grupo familiar. Este recinto Integra funciona desde el año 2003 y actualmente está en la dirección La Manzana 25 de la Chimba.
M.José Alanís Pozo.
"Empecé
limpiando (...) me
dieron la opción
de trabajar en
sala (...)"
Juana Ortiz,