Cartas
Delincuencia en el fútbol
El domingo 6 de diciembre ya entró en la infamia del fútbol chileno, ese que tanto quiero, que tanto me apasiona, el que me da alegrías y tristezas... ese que cada fin de semana me oxigena.
El que hace solo meses nos conmovió con ganar la Copa América... y vaya que lejana se ve hoy ¿o no?
Los flaites que hicieron que la fiesta terminara en bochorno son solo autores materiales de esta historia, lumpen reclutado, pero aquí hay muchos más involucrados.
En jornadas como éstas, recuerdo a Francisco Muñoz (no me gusta validar su apodo) liderando la Garra Blanca y paseándose por el Congreso. A los candidatos reclutando al flaiterío de Muñoz y otros para sus campañas.
Me voy más atrás y recuerdo la escuelita de Los de Abajo, donde guardaban de todo, menos respeto por el conocimiento.
Y en esos recuerdos, encuentro con mucha facilidad a algunos de los grandes responsables de este desastre.
Primero, los señores legisladores que nunca han actuado en serio contra la violencia en los estadios, porque los barristas son sus soldados y, como tales, los cuidan, protegen y amparan.
Los dirigentes, muchos de ellos, cobardes, interesados, manipuladores, negociantes y deshonestos.
En períodos eleccionarios ocupan a los delincuentes de sus barras para intimidar, presionar jugadores y neutralizar a su oposición.
A cambio entregan boletos y posiciones de poder no oficiales, pero muy efectivas para la "transa" y la ganancia trucha.
Los mismos dirigentes que, con tal de llevar agua a su siniestro molino, se hicieron cómplices de la corrupción.
Esos mismos que generaron las condiciones para que la Fiscalía, la PDI, el Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI esté detrás del expresidente de la ANFP.
Esos mismos que se extrañan de los allanamientos a la casa del fútbol chileno.
Alejandro Poblete
A programar bien las obras
No es la primera vez que en Calama siempre se programan las obras en fechas que no son las más prudentes.
Digo esto, porque justo cuando más se necesita la Plaza 23 de Marzo para realizar las ferias de fin de año, la misma instalación del arbolito navideño y se cierra el recinto.
No estoy contra el progreso, pero ¿No se pudo empezar los arreglos en un mes, en enero?
Lo mismo pasa cuando arreglan las calles, que deberían hacerse en enero.
Mario Pardo