La otra batalla de Francisco Schilling
"Los Héroes", la última novela del autor que vivió años en Antofagasta, revisa la historia de la mítica batalla de la Concepción, en la Guerra del Pacífico.
El 2015 pareció ser un buen año para las novelas relacionadas con la historia nacional. El "Historia Secreta de Chile" de Jorge Baradit fue un súperventas que todavía tienen en la vitrina principal de las librerías y -a la mala- pasándose el pdf de mano en mano. En esa misma línea, Francisco Schilling (32) explora en "Los Héroes" una mirada distinta a la batalla de La Concepción (1882), epopeya en la que 77 chilenos murieron a manos de 1.800 soldados peruanos durante la Guerra del Pacífico. "En la guerra Chile iba ganando con facilidad, pero esta batalla tenía todo para que nadie saliera vivo, eso me interesaba", cuenta.
-La historia de La Concepción es bastante icónica, se usó harto durante la dictadura...
-¿Sabes qué? Yo estaba cachando con este tema que el Ejército siempre ocupó la batalla de la Concepción como una especie de triunfo moral, como aliciente para subir la moral. A partir de ese emblema súper heroico, se intentó concientizar a la población de cuán valiente y valioso era el Ejército en esas instancias. Al usarlo en tiempos de dictadura, se intentaba legitimar su actuar aún cuando era totalmente ilegítimo. Quería romper la idea del militar como un héroe incansable, en el fondo dejarlo como un ser humano igual que todos, y que en la guerra sigue los mismos procesos que tiene cualquier persona: miedo, asco, terror, aburrimiento, no sólo el concepto de heroísmo.
-Tratas de humanizar el tema, los soldados estaban ahí desesperados.
-Sí, además ellos quedan botados en una batalla. A mi me llamaba la atención la crudeza con la manera más brutal y grotesca que pude y además indagar en la experiencia profunda del ser humano, que queda rodeado por miles que los van a matar sí o sí.
-¿Por qué crees que ha funcionado tanto el tema de las novelas históricas?
-No sé si es un boom o una escuela, pero sí hay condiciones de hacer novelas que discuten, que cuestionen, que problematicen aquellos datos que se hicieron como historia oficial y que se pasa en las universidades como si fuera la verdad. La historia siempre es una construcción, y como construcción, es siempre vulnerable, siempre sujeta a la relectura de esta historia, y a la posibilidad de subvertirla.