Cartas
Los niños de Siria
Todos los que hemos trabajado alguna vez con niños y niñas, no podemos ser indiferentes cuando vemos a miles de infantes y adolescentes sirios tras las rejas con alambres de púas clamando ser recibidos por otros países como refugiados, ya que vienen arrancando del horror de una guerra que los ha despojado de sus tierras, su identidad, de sus familias y de su arraigo nacional.
Para los ojos de Dios todos somos iguales, si somos blancos o negros, pobres o ricos, de ésta o aquella religión, si somos buenos o malos, generosos o avaros, bondadosos o egoístas, pero ante los ojos de los seres humanos nos importan las injusticias que se cometen en el mundo y nos sentimos impotentes el no poder hacer nada para ayudar a todos los sirios que sufren con la guerra de su país y sólo somos observadores. No podemos sentirnos felices de ver tanta miseria humana, por culpa de la ambición de algunos pocos que han hecho del vivir y convivir sin un futuro en el cual no se puede visualizar el lado hermoso de la vida. Cuanto más deberemos esperar para que se solucione este conflicto bélico que lleva cinco años afectando a Siria y que será de esos pequeños que nacieron en guerra.