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El primer parque reciclado del norte crece mirando La Portada

Pamela Pérez decidió dejar la AFP donde trabajaba y dedicarse exclusivamente a su sueño en medio del desierto: el Parque reciclado Ecorayén, que incluye juegos para niños, quinchos, terrazas y hasta una piscina. Todo fabricado con residuos, hoy transformados.
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Ignacio Araya C.

Cinco cisnes blancos, uno de ellos de cuello negro, llevan seis meses tomando sol frente a La Portada de Antofagasta. A falta de laguna, los cisnes prefieren la seca arenilla del desierto, pero no reparan mucho en ese detalle, porque se les ve más preocupados de cuidar los enormes huevos que tienen en un pequeño nido. Las aves no dudarían en defender sus huevos de posibles agresores si no fuera porque están hechos de neumáticos viejos, pintura blanca y partes de una aspiradora vieja.

Los cisnes llegaron acá en septiembre pasado, cuando Pamela Pérez dejó su trabajo en una AFP para cumplir su sueño: crear un parque hecho a partir de desechos reciclados. Hoy, camino a La Rinconada y frente a La Portada de Antofagasta, avanza la primera etapa del Parque Reciclado Ecorayén, el primero de su especie en el norte.

-En Antofagasta no hay lugares para salir. O es la plaza pública o el Parque Juan López, que tienes que pedir con anticipación. Entonces la idea de nosotros partió por hacer un parque autosustentable- cuenta Pamela Pérez, a cargo del parque que estará inaugurado para el público el próximo 30 de abril.

Acá todo está hecho con materiales reciclados. Las palmeras que adornan la entrada del parque en realidad están hechas con neumáticos y hojas pintadas, mientras que los adornos en las paredes están hechos a partir de tapas de bebidas. Dentro, hay una espaciosa terraza fabricada con palets, su mesa es un carrete gigante que está enchapado de un mosaico de pequeños trozos de baldosa. Los acolchados asientos están rellenos de bolsas de nylon.

Cuando recién se inició el proyecto, Pamela golpeó puertas incesantemente. Primero consiguió unos fondos de la Corfo, mientras el Ministerio de Bienes Nacionales le cedía seis hectáreas en concesión para ejecutar el sueño. Para poder armar el mundo de reciclados, algunas empresas comenzaron a ponerse con dinero, o con cosas que están ya instaladas o esperando su turno de reconversión en el patio. Gran parte de los asientos fueron neumáticos que aportó Salfa, mientras que un resbalín para niños en algún momento formó parte de un panel donde aún se distingue el logo de Peri.

Reciclando

Actualmente, Antofagasta genera 200 mil toneladas anuales de basura que van a parar al vertedero de La Chimba, mientras en las alturas se construye Chaqueta Blanca. Todo lo que está en el Parque Ecorayén pudo haber terminado ahí si no fuera por el proceso de rescate.

-Al principio, cuando recién empezamos, la gente empezaba a botar de todo. Pensaban que esto era un basural- reflexiona María Cristina Arenas, madre de Pamela- Pero ahora, ya hasta estamos terminando una especie de escuelita para venir a hacer talleres- dice apuntando a una sala nueva donde las paredes son palets.

El diseño del proyecto corrió por parte del marido de Pamela Pérez, que es constructor civil. De ahí, la imaginación de la familia -sumado al apoyo de voluntarias y trabajadores que se encargan de la selección de los productos que se utilizarán en alguna función-, dieron vida por partes al lugar. Por ejemplo, al fondo hay un pequeño hábitat con plantas y una mini-cascada donde vive una tortuga. Ella chapotea junto a las rocas y el neumático que soporta su poza de agua, pero durante esta visita por el parque, prefiere no salir.

Los ambientes están separados por áreas. En el sector de niños, hay camas elásticas, un complejo de resbalines hechos con paneles ideales para deslizarse ("La Estrella" los probó personalmente), un túnel de neumáticos y una "isla" donde hay palmeras, cofres del tesoro que contienen tapas plásticas en su interior, y el jeep tipo Indiana Jones que antes estaba en el segundo piso del Antofagasta Shopping, junto a los baños. María Cristina cuenta que fue una donación del mismo centro comercial.

-Éste lo hice yo- dice la madre orgullosa de una figura humana que armó con un calefont y las partes de una aspiradora industrial. El cuerpo está relleno de cajones plásticos, latas de cerveza y, colgando de la mano de este personaje, un ramo de flores. "Le puse una flor para darles la bienvenida, que esto tiene corazón", comenta.

Pamela Pérez dice que ya han probado con traer niños a los juegos para ver su reacción. "Los niños parten con esa visión, que tenemos que cuidar el planeta. Ellos ven que todo lo que parecía basura, se dan cuenta que tiene muchos otros usos", explica.

En el sector norte del campo reciclado, un pequeño bar con sus respectivas sillas propone también compartir algo heladito junto a la piscina, que se mantiene tapada por ahora hasta que no comience el total funcionamiento del Ecoparque. La idea es que, cuando se inaugure esto, ya se empiece a trabajar en las siguientes etapas que por ahora están delimitadas con un monolito.

-Nosotros vamos a vivir en domos hechos de neumático. Estamos en contacto con Michael Reynolds. Él hizo domos de neumáticos, entonces esa es la idea de nosotros. Si hay tanto neumático botado, ¿porqué la gente no usa eso?- dice María Cristina.

-Como aislante, es abrigadito...- menciona Seba, nuestro fotógrafo.

-Es que así la gente toma conciencia para ayudar a Antofagasta. Yo soy santiaguina, pero estoy enamorada de Antofagasta. Después vienen canchas de fútbol, es muy espectacular este proyecto.

Tanto María Cristina como Pamela y los voluntarios que apoyan con su trabajo, coinciden en que aún así falta ayuda para seguir avanzando en el primer parque reciclado del norte de Chile. "Aparte de ayuda económica, nos faltan manos, muchas manos. Por eso hemos ido avanzando de a poco, mi yerno trabaja acá los fines de semana porque tiene su pega, pero acá con mi hija nos sacamos la mugre", dice la madre de la creadora del proyecto.

El sol cae sobre La Portada de Antofagasta, y Pamela se retira a seguir trabajando en crecer el parque. Hay muchos proyectos en carpeta y, quizá, otros nuevos cisnes vengan a vivir a este particular hábitat en medio del desierto más árido del mundo.