Redacción - La Estrella de Antofagasta

El metal rojo cuenta con propiedades antibacterianas, siendo además un excelente enemigo de los ácaros, bacterias, hongos, gérmenes y otros microorganismos. Interesantes atributos que son utilizados a diario en una amplia variedad de productos para humanos. Pero, ¿qué pasa con las mascotitas? Eso fue lo que se preguntó Evelyn Quiroga y Rodolfo Larrondo.

Hace años que estos emprendedores de Antofagasta tienen una tienda de artículos especializada en perros, gatos y hasta hurones. Por eso se dieron cuenta que aplicar la tecnología de hilo de cobre en su empresa, era un terreno fértil.

"La idea nació porque acá (en Antofagasta) hay muchos perros alérgicos y también hay muchas pulgas y garrapatas, entonces esto repele todo el tipo de ácaros y bacterias, y ayuda a cicatrizar también", comenta Evelyn.

Confeccionaron ropa, rasguñadores y camas para los regalones, luego de indagar en varios estudios referentes a este mineral. Posteriormente lograron una certificación de la Universidad de Santiago de Chile, y comenzaron a trabajar con una empresa proveedora.

"Nosotros siempre hemos querido marcar la diferencia. Incluso ahora queremos hacer chalecos reflectantes para perros", comentó Evelyn y además añadió que uno de sus próximos desafíos es también implementar collares para los canes y mininos, pero que sean, claro está, confeccionados con cobre.

La recepción si bien fue un poco tímida al principio, había clientes que sabían sobre las propiedades del metal rojo que se animaron a comprar los productos y comenzaron a pasar el dato a los amantes de los animales.

"Nosotros nos enfocamos en algo que le pueda ayudar al perrito, que por ejemplo de chiquititos no se pueden bañar y por lo tanto ahí les puede servir el producto que les mantiene el olor, que la ropita tampoco se ponga hedionda", añade Rodolfo.

Su tienda "Macromascot", está ubicada en Sucre 693.

El histórico reloj que desde los años 50 engalana la entrada principal al terminal concesionado del Puerto de Antofagasta, fue restaurado luego de un trabajo de semanas.

El monumento fue proyectado por el destacado arquitecto Jorge Tarbuskovic, autor de obras destacadas del urbanismo antofagastino como el complejo Baños Municipales (actual Balneario Municipal) y otras obras que hasta el día de hoy embellecen la capital regional.

La obra, fechada a mediados de la década de los 50, formaba parte de un complejo llamado Barrio Portuario, donde se unía elementos comunes con la Gobernación Marítima y el demolido Edificio Turismo, (inmuebles creados por el mismo Tarbuskovic) para recibir a los visitantes que por esos años arribaban a la capital regional a través del Puerto de Antofagasta.

El edificio fue sometido a mejoras en su exterior por parte de la empresa Antofagasta Terminal Internacional, donde se renovó su pintura, para ponerlo acorde a los demás edificios del terminal, aunque conservando las líneas de arquitectura art deco, que lo distinguen como uno de los legados permanentes de la valiosa historia portuaria antofagastina.

El conjunto que proyectó Tarbuskovic lo completa la plaza, el monumento a los Héroes de la Guerra del Pacífico, (de avenida Grecia) y el muro perimetral que ocupa las instalaciones de EPA de Condell a Veintiuno de Mayo.