El legado de una de las fundadoras de Las Rocas
A los 83 años falleció Hortensia Díaz, quien llegó a la población en 1972. Ayudó a construir la parroquia Doce Apóstoles y el primer jardín infantil del sector Trocadero.
Cuando recién se inauguró la población Las Rocas de Antofagasta, en 1972, las familias que llegaron hasta ese sector de la ciudad tenían el desafío de organizarse desde cero. Así comenzó a colaborar con esta población la vecina Hortensia Díaz Barraza, fallecida este fin de semana a la edad de 83 años (nació el 27 de mayo de 1933).
"Ella era una vecina muy activa", recuerda Lily Navarro, una de las vecinas de Las Rocas que la acompañó ayer junto a decenas de pobladores en el velatorio realizado en la parroquia Doce Apóstoles. "Nosotros decíamos que era como 'canapé de huevo' porque estaba en todas", cuenta la vecina.
En esos años de principios de los 70, Hortensia Díaz ayudó a organizar la primera junta de vecinos de Las Rocas, la parroquia Doce Apóstoles y el primer jardín infantil de ese sector, que entonces era una casa prefabricada. Pasaron los años y ese jardín dio origen al actual Girasol que existe en Las Rocas. La casa pasó a formar parte del Centro de Madres Las Rocas Trocadero.
Junto a las vecinas de esa población, se dieron a la tarea de lograr la parroquia. Lily Navarro cuenta que entre todos los pobladores comenzaron a tirar pala, armando primero una casuchita para la iglesia, y luego juntando fondos para convertirla en lo que es hoy. "Hasta trabajaban vendiendo empanadas", dice la vecina.
Activa
Hortensia Díaz estuvo hasta sus últimos años atendiendo el negocio "Horos" de Chañares con Los Aromos. Hasta hace un tiempo, atendía el almacén junto a su marido, el fallecido Osvaldo Hidalgo, quien fuera un hincha acérrimo del Unión Bellavista (Ese equipo, junto al Atacama Portuario, dieron origen al Antofagasta Portuario, el actual Club de Deportes Antofagasta) y que incluso lo dirigió. Cuando Hidalgo fue DT de ese equipo, retomaron la senda de la serie de honor con varios títulos a su haber durante los 70. De hecho, en 1985 fue reconocido como el mejor entrenador de ese año, condecorado por la entonces Digeder.
"Por esas luchas hoy tenemos cancha. Por eso fue querida y respetada por sus vecinos, que siempre la recordaremos como una persona intachable, religiosa, caritativa y buena vecina", cuenta Lily Navarro. Hasta que se descubrió que la vecina Hortensia tenía cáncer, se mantenia trabajando en el programa "Chile mi Barrio", participando en el Club del Adulto Mayor de la población y luchando por la pavimentación de Las Rocas.
Luego del responso final en la misma parroquia por la que tanto luchó ver construida, la recordada vecina fue sepultada en el Cementerio Parque San Cristóbal. Deja a seis hijos; Patricia, Pamela, Alcides, Jaime, Renato y Osvaldo.