El hermoso trabajo de las "tías" de la Oficina de la Discapacidad
La OID tiene inscritos a cerca de tres mil usuarios, entre bebés, niños, adolescentes y adultos. En sus nuevas dependencias realizan talleres y terapias, a los cuales puede optar cualquier persona, ya que todos son gratuitos.
Bastián Bonilla Flores, un pequeño de apenas dos años, entra corriendo a las nuevas dependencias de la Oficina para la Integración de personas en situación de Discapacidad (OID) ubicadas frente al Estadio Regional de Antofagasta.
Hace apenas dos meses los 13 miembros de la OID -que pertenece a la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) de la municipalidad- trasladaron todos sus equipos hasta su nuevo "hogar", mucho más grande que el anterior y con todas las características para atender a niños, jóvenes y adultos con discapacidades de todo tipo.
Y entre los dos mil 894 usuarios que están anotados en la OID, ayer tuvo sesión kinesiológica los pequeños Bastián y Maite Bonilla Vásquez (3), quienes llegaron acompañados de sus padres y cuando vieron abierta la puerta del gimnasio donde realizan sus terapias, los pequeños corrieron felices hasta el lugar de trabajo de la monitora y kinesióloga Paola Celti.
Bastián y Maite no esperaron ni un minuto y se sentaron en una pequeña mesa para comenzar una entretenida terapia donde se utiliza crema.
"Ya Maite, toma la crema con las manitos, no pasa nada", le dice Claudia Vásquez a su hija quien, en primera instancia, se notaba reacia a ensuciarse pero como vio que Bastián jugaba sin problemas junto a los estudiantes en práctica de kinesiología de la Universidad de Antofagasta (UA), Valentina Vergara y Fabián Muñoz, Maite comenzó a ensuciarse y, de paso, comenzar las terapias motrices.
La encargada del colorido gimnasio de kinesiología es Paola Celti, quien explica que Bastián y Maite asisten una vez a la semana para los talleres de estimulación temprana, los cuales se imparten a niños menores de tres años y donde además "se estimulan áreas del lenguaje, motricidad fina, cognitiva, entre otras", explica Paola mientras continúa jugando con los pequeños.
La profesional cuenta que entre los niños que más se atienden con ella y sus futuros colegas de la UA que la están ayudando, tienen Síndrome de Down y parálisis cerebral y para ellos hay terapias tanto individuales como grupales, todas muy lúdicas y donde los peques se entretienen mucho con los juguetes que hay en el gimnasio. Pero eso no quiere decir que adolescentes o incluso adultos con alguna discapacidad o trastorno del movimiento puedan ser parte de estos talleres.
"Con niños más grandes hay terapias específicas y en el caso de los adultos, llegan quienes por distintos motivos tienen secuelas por algún accidente cerebrovascular y con ellos se trabaja de forma individual, ya que la idea es que ambos tengan mayor autonomía e independencia", afirma la profesional.
Según cuenta Paola, semanalmente al gimnasio de kinesiología llegan poco más de 30 pacientes junto a sus familias para realizar sus terapias y, al cabo de un tiempo se generan lazos muy estrechos.
"Llevo tres años trabajando en la OID y tengo mucha cercanía tanto con las familias de los pacientes como con ellos mismos y especialmente con los bebés porque como los atendemos durante todo el año, literalmente los vemos crecer, aprender cosas...Son como parte de nuestras familias. Y eso no sólo me pasa a mí, sino también a las demás monitoras, todas nos encariñamos con los pacientes", comenta Paola Celti, quien además está a cargo de la campaña de sensibilización sobre discapacidad a los niños de primero básico, tanto de establecimientos privados como públicos.
Una antofagastina que ha vivido en carne propia la rehabilitación en la OID es Romina Flores, madre de Bastián, bebé que asiste desde los dos meses a terapias y gracias a eso "ha habido harto avance. Por ejemplo, ya aprendió los colores, a contar y camina bastante bien, hasta corre", expresa.
Otro testimonio de la labor de las 13 personas que trabajan en la Oficina para la Integración de personas en situación de Discapacidad (OID) es Juan González, hermano y cuidador de Rodrigo, un joven de 20 años que desde el 2013 asiste a terapias.
"En un primer momento uno piensa que está perdido o que mi hermano no puede hacer mucho pero acá los profesionales tienen vocación y poco a poco Rodrigo está avanzando, por lo que me gustaría invitar a todos quienes tengan un familiar con discapacidad a que se interioricen de los talleres y labores que se realizan en la OID", cuenta Juan.
Talleres
Respecto a los talleres que constantemente hay en la OID, su coordinadora, María Constanza González, señala que "algunos son externos y éstos son cuando nosotros vamos a las dependencias de personas con discapacidad, como agrupaciones, escuelas o fundaciones y los talleres internos son los que desarrollamos en nuestras dependencias. Sin embargo, todos ellos son gratuitos".
Son más de 25 talleres entre los cuales destacan pintura, música en colores, estimulación temprana, fotografía e incluso teatro. "Sólo tienen que acercarse a nuestras oficinas para recibir la orientación y que sus hijos o parientes puedan participar sin problemas".