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Campeonato interregional de peluquería

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Aparte de TVN y Telenorte, no hay más tele en la región. En el lejano Ollagüe, no llega ningún canal: todo el pueblo junta ocho mil dólares para instalar una repetidora de Televisión Nacional. Tocopilla se suma a Telenorte el 9 de septiembre. Tras un discurso del rector de la U. del Norte, Jorge Alarcón, su primer programa es un documental sobre el puerto.

Un traje hecho de pelo y un peinado tipo "pavo real" le dio el campeonato interregional de peluquería al antofagastino Juan Carlos Camacho, a finales de marzo del 83.

Nunca fue alcalde ni senador, pero pudo juntar a toda la ciudad para lograr la Ley de Frontera Libre Alimenticia, en 1958, cuando Antofagasta sufría el aislamiento del centro del país. El industrial José Papic Radnic, caballero del Ancla, moría en febrero. Andrés Sabella dice que la ciudad le debe una avenida para perpetuar su nombre. Aún no la han hecho.

Increíble 9-0 del CDA

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Fue raro -por decir lo menos- el ascenso del CDA a Primera División en 1983. Jorge León, presidente del club, llega de Santiago con la noticia: la Asociación Central de Fútbol nos subirá por decreto "por tener una buena plaza". León dice que hay que demostrarlo en la cancha, porque debíamos ganar un partido por siete goles para subir por las buenas.

Así sale el CDA a enfrentar a Lota Schwager, el 30 de enero, en el Regional. Increíblemente, los Pumas ganan por 9-0 y la ciudad estalla de alegría. Esa felicidad se cae a piso en diciembre, cuando la Católica nos gana por 8-2 en un partido que -más encima- transmite Canal 13. Los platos rotos los pagó el pobre Ricardo Higueras, portero del CDA. "Fuimos el hazme reír de todo Chile", comenta furioso Víctor Hugo Toloza, vicepresidente de Deportes Antofagasta.

El año de la "apertura"

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La situación económica es desastrosa en el país, comienzan las protestas y Pinochet pone a Sergio Onofre Jarpa como ministro del Interior para apaciguar los ánimos, empezando un "diálogo" con sectores de oposición. Hasta el general Matthei -miembro de la Junta- dice que podría haber Congreso el 86.

En Antofagasta se siente la "apertura" y en los diarios se vuelve a leer sobre política. Carmen Frei visita la ciudad y dice que "hemos tocado fondo", mientras los camioneros dicen que no se sumarán a los paros. "No podemos pensar en paro si no tenemos ni para pan", dice el dirigente Miguel Díaz. En tanto, en la U. del Norte, se forma una federación de estudiantes paralela. En noviembre, en el campus Angamos de la UA, 300 estudiantes cierran las calles con barricadas. El saldo: ocho detenidos.


Llega la tele al interior La muerte de José Papic

Nacen siameses en Antofa

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Un doble llanto se sintió en el Hospital Regional el 12 de abril. Ese día, Juana Moreno daba a luz a dos hermanitos que nacieron unidos por la cabeza y el tórax. El doctor Aliro Bolados, jefe por entonces de Obstetricia, contaba que la madre ya llevaba un mes hospitalizada, por su delicado estado. "Esta es la primera vez que me ha correspondido ver un caso como éste", decía.

Los primeros siameses de Antofagasta sólo sobrevivieron veinte minutos. Los padres, sin embargo, no reclaman el cuerpo para darles sepultura. "La Estrella" llama a todas las funerarias, pero nada. Un familiar cuenta que los papás se habían comprometido con el hospital para donar sus hijos para la ciencia. Apenas a la semana después, en el mismo Regional, nace otro bebé con una malformación: no tenía cerebro.

¿Quién mató a la Mujer Fondeada?

En pleno verano, el mar bota a la orilla el cuerpo de una mujer. Es Juanita Guajardo, bailarina de la bohemia antofagastina. Hay pistas y sospechosos, pero jamás se supo qué pasó con ella.
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Ignacio Araya Chanqueo

Juana Guajardo le tenía terror al mar. Había llegado desde Santiago hacía un par de años y por las noches bailaba en las boites con el seudónimo de "Sandra Le Roy". En el día volvía a ser Juanita, la amiga de los estilistas del centro con quienes a veces incluso se prestaba para ensayar peinados. Ellos mismos la invitaban a salir a la playa, pero ella siempre fue reacia al mar. No le gustaba.

En ese mismo mar que ella tanto temía apareció su cuerpo el 21 de febrero de 1983, frente a los estanques de petróleo de la avenida Pérez Zujovic. Estaba irreconocible, amarrada con un nylon amarillo a un pesado riel con el que intentaron "fondearla". Llevaba muerta, según la Brigada de Homicidios, al menos seis días, y la única forma de reconocerla fue una gargantilla de oro que mantuvo en su tiempo como "Sandra Le Roy".

La autopsia da su veredicto: asfixia por inmersión. En resumen, ella estaba viva cuando la echaron al mar.

En los primeros momentos, se especula de todo. ¿Podría haberse suicidado?. Difícil, nadie iba a soportar el peso de ese riel. La policía va constantemente a la casa de Juanita a buscar pistas, en calle Chuquisaca, pero no encuentra nada. De hecho, nadie encuentra nada. Eso es lo que más aflige a la familia, quien se lleva el cuerpo de Juanita al Cementerio Metropolitano, en Santiago. Antes, todos los peluqueros se despiden de ella en el velorio que se hizo en la Sociedad de Socorros Mutuos del gremio.

Al pasar los días, las noticias sólo hablan de supuestos. Al parecer, una guerra de mafias relacionadas con droga -cuya base estaría en Arica- están metidos en el asesinato de Juanita. Lejos de eso, frente al mar que botó su cuerpo, los amigos de la fallecida peluquera levantan una animita para recordar el paso de la chica peluquera por este mundo, la que hasta hoy guarda fotos y recuerdos de su vida.

Un mes después del crimen, la Hermana Rosa, mujer que dice tener un "don especial", asegura que esto es un crimen pasional. "Los culpables son dos o tres personas y entre ellos hay un homosexual", dice. Con los años, el caso no arrojó culpables. Quizás, nunca se sabrá si la Hermana Rosa, después de todo, tenía razón.