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A 250 años luz no se escapó del ojo de este científico

Fue en el observatorio Cerro Paranal donde este académico de la Universidad Católica del Norte logró el registro ultra nítido de la muerte de una estrella.
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Redacción

La esperó y acompañó en sus días más difíciles. De hecho, la observó hasta el final de sus días, hasta cuando no pudo más y estalló soltando su último y más hermoso brillo. El astrónomo japonés, doctor Keiichi Ohnaka, investigador del Instituto de Astronomía (IA) de la Universidad Católica del Norte, registró la muerte de una "gigante roja", en un trabajo que espera sumarse a la búsqueda de respuestas de tantas, tantas interrogantes.

"Sabemos que pierden su masa en la fase final de su existencia, pero no conocemos cómo funciona este proceso físico", comenta Ohnaka.

Para comprender a fondo este suceso fue necesario mirar las partes cercanas de la estrella, porque es en esa zona "donde debería ocurrir algún proceso que empuja la materia hacia afuera", explica.

Según comenta el académico, la información recolectada es de gran ayuda para entender el proceso vital de esta y otras estrellas que pueblan el universo.

Para su trabajo el científico utilizó el instrumento Sphere en el observatorio de Cerro Paranal, herramienta de alta tecnología que fue acoplada a un telescopio de ocho metros de diámetro para obtener los registros.

Gigante roja

En total, fueron cinco imágenes captadas en distintas longitudes de onda de la estrella W Hydrae, ubicada en la Constelación de Hidra, aproximadamente a 250 años luz de distancia de la Tierra.

Este cuerpo, que tiene un tamaño 400 veces más grande que nuestro Sol, forma parte de las denominadas "gigantes rojas", estrellas que están en la fase final de su ciclo de vida.

El análisis de las imágenes capturadas desde los despejados cielos del norte chileno, ya entrega información relevante para entender cómo las estrellas se comportan en las etapas finales de su existencia.

"Lo que encontramos en las imágenes fue gas hidrógeno muy caliente y nubes de polvo que están rodeando la estrella. El tamaño del grano de estas nubes es de 0,5 micrones, lo que en astronomía es bastante grande", precisó el científico.

"Al examinar los datos con detención, es posible apreciar los fenómenos claves asociados a distintos colores (es decir, luz en distintos rangos), siendo el anaranjado para identificar el polvo y el verde para señalar la presencia de masas de gas caliente".

Celestes similares

En tanto a las perspectivas de la investigación, el objetivo es seguir monitoreando la estrella para ver sus cambios en el futuro, en especial los relacionados con la evolución de sus nubes de polvo.

Está en consideración estudiar otros cuerpos celestes similares, para tener una visión más clara sobre este proceso, y así obtener una panorámica más precisa de este suceso presente en la naturaleza.

Observar este tipo de manifestaciones estelares no es fácil, debido principalmente a la lejanía que presentan los cuerpos estudiados.

La información obtenida en este trabajo ya está siendo procesada en las instalaciones del Instituto de Astronomía de la UCN en la Casa Central de esa institución.

Además, los resultados de este trabajo fueron publicados recientemente en una publicación ISI de la revista Astronomy and Astrophysics (A&A).