Cristian Castro Orozco. - La Estrella de Antofagasta

Estamos tan poco acostumbramos a ver muestras de solidaridad en nuestra sociedad que, de seguro la siguiente historia nos conmoverá. Una historia que cuenta con una desconsolada familia con pocos recursos, una tragedia y un empático empresario con un gran corazón.

Quiso tal vez el destino que estas circunstancias se juntaran y dieran muestra de un acto de nobleza pocas veces vista, entregando esperanzas para aquellos que creen que ya no se puede esperar este tipo de gestos en la actualidad.

Noche para olvidar

La familia Astorga Carrasco compuesta por un matrimonio y cinco hijos, sufrió la madrugada del 21 de mayo la pérdida del mayor de ellos, un joven de 17 años que falleció súbitamente en su cama, destrozando a sus padres.

"No sabía qué hacer, hasta solo unos pocos días antes de que falleciera se había recibido de soldador calificado, por lo que tenía grandes esperanzas para construir su futuro, pero todo se truncó esa noche", cuenta su madre, Marisol Carrasco González.

A la ya trágica circunstancia se añadía otro problema, la sepultura del menor. La familia junto a sus cinco hijos vive en el sector norte de Antofagasta, en la población Raúl Silva Henríquez, y ya con algunos problemas económicos para subsistir tenían que considerar ahora los gastos derivados de ese triste acontecimiento.

"Fue algo muy traumático, ya que mi señora lloraba desconsolada en la madrugada y ya por la mañana teníamos que buscar una funeraria y cotizar los precios para sepultar a nuestro hijo", dice el padre del menor, Héctor Astorga.

Frustrante periplo

Ya con las primeras luces del alba, y mientras Antofagasta se preparaba para conmemorar un aniversario más de las glorias navales, Marisol Carrasco y Héctor Astorga se encontraban buscando funeraria por funeraria alguna oferta accesible a su presupuesto.

"Era frustrante porque en cada funeraria que llegábamos no nos daban facilidades de pago. Solicitamos cancelar en cuotas pero no se nos permitió. No quería que nos regalaran nada pero al menos que pudieran hacernos más accesible sus servicios", dice Marisol.

'San Juan'

En esa búsqueda, una pariente le dice que existe una funeraria llamada 'San Juan´en el sector norte que los podría ayudar.

Al llegar a la funeraria vieron que era atendida por su propio dueño, Juan Alvarado.

"Le dije que no contábamos con mucho dinero. Pero su dueño nos dijo, 'Tranquilos, escojan la urna que más le guste sin importar su precio, y llévenselo gratis, es suyo'", dice emocionada la madre del menor.

Pero no fue todo, la funeraria corrió con los gastos del velorio, la carroza y del funeral.

Ahora ¿Por qué un empresario hace este tipo de cosas? Juan Alvarado, quien donó estos servicios lo explica.

"Cuando perdí a mi madre me di cuenta de la usura con la que cobraban algunas funerarias, abusando del dolor de la gente. Yo no quise eso. Entrego un servicio al costo debido, pero en circunstancias como esta, cuando ves que de verdad hay necesidad, solo lo regalo.