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Antofagasta busca a su próximo "Pulgar" en extranjeros y locales

El principal problema es que los grandes equipos levantan de sus filas a los mejores. Hay colombianos que partieron con toda su familia persiguiendo el sueño de jugar profesionalmente, y otros muchachos retornan por la soledad.
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Andre Pierre Malebrán Tapia

Aquella noche del 29 de abril pasado Antofagasta no solo cerró su paso a la postemporada del Clausura, más importante aún, se logró algo que por varias jornadas pareció lejano, intrincado, la permanencia en la serie de honor. Por dos años consecutivos el hincha que sigue fielmente al cuadro nortino tuvo que esperar hasta la última fecha para respirar hondo. ¡Nos salvamos un año más!

Un equipo chico en Chile no tiene demasiadas opciones para defenderse ante las arremetidas de los grandes que muchas veces ganan sus partidos antes de que se inicie el campeonato.

Cuando ponen dinero sobre la mesa para desarmar, desarticular a los mejores conjuntos del torneo pasado, cuando Colo Colo, la U, la Católica, o de vez en cuando un club extranjero, llega con sus billetes, ya no hay nada qué hacer. Los mejores se van sí o sí y solo toca empezar a buscar dentro de lo que quedó en el mercado. Alguno que venga en baja de los equipos de la medianía, de Palestino, Audax, Huachipato... Y mientras quede algo en la caja. Claro.

Formación

Por eso el trabajo que se desarrolla en las series inferiores cada día cobra más importancia. Todavía más en una ciudad como Antofagasta, donde en los últimos años exjugadores, niños que nacieron en sus filas, comienzan a destacar a nivel internacional.

Érick Pulgar es el ejemplo a seguir por los muchachos que llegan hoy a la "Sub-14", división inventada por el CDA para configurar un trabajo formativo intenso que les permite foguear durante un año a los talentosos, entrenando tres veces en la semana en sesiones de dos horas. El profesor es Eduardo Pinto, técnico y preparador que además dicta clínicas deportivas en otras comunas de la región. Su idea es buscar a los más aptos y protegerlos. Porque incluso ahí, en la cantera, los poderosos inician su escaramuza.

"Han salido muchos jugadores acá, Antofagasta. Estamos llenos de buenos talentos, lo que pasa es que hay que tratar de ubicarlos (...) El problema es que vienen muchos [equipos] de afuera y se los llevan", menciona el hombre a cargo de los cadetes.

Los veedores buscan siempre a los jugadores más altos y con mejores condiciones físicas. Varios se van a probar y rebotan también. No todo es alegría.

"Hay niños que echan de menos a los suyos, también está el tema monetario (...) Yo tengo un listado de por lo menos treinta jugadores antofagastinos, que están en las inferiores de equipos grandes de Santiago. Es difícil luchar contra esas fugas, pero año a año vamos mejorando", agrega.

El "Gokú" Diego Rivarola es uno de los que viene dateado una vez por temporada y se lleva dos o tres a la capital. Buenos elementos que van a pelear por un puesto, a veces solos, lejos de sus familias.

Locales y extranjeros

Diego Rojas Orellana, "el Messi antofagastino", fue uno de los talentos que emigró temprano. El oriundo de la Bonilla debutó en el primer equipo de la Universidad Católica en el 2012, y ya fue convocado a la 'Rojita' para los sudamericanos sub-17 y sub-20 de Ecuador 2011 y Argentina 2013, respectivamente. Partió en la sub-15 de Antofagasta, categoría oficial en la que los equipos comienzan a competir. Y en el semestre pasado fue parte del equipo que le devolvió la sonrisa a los cruzados con el título del Clausura 2015-16.

Algo que en los últimos años se instaló en la mente de los antofagastinos, es la idea de aprovechar las condiciones físicas de los extranjeros. En Antofagasta se estiman unos 32 mil colombianos, familias enteras que buscan oportunidades también en el mundo deportivo. Una chance valiosa para proyectar un futuro crack.

A las inferiores del CDA se presenta una importante cantidad de colombianos con aptitudes físicas de primer nivel. Son trabajados por la institución albiceleste, y cuando llegan a su peak son levantados como prioridad por los agentes nacionales.

"Hace poco se fue un chico colombiano, John Coyazo. Bien bueno. Se fue a Colo Colo y tuvo que irse con toda la familia para allá (Santiago)", menciona. "Los jugadores de la colectividad colombiana son bastantes. Hay muchos que tienen talento (...) son chicos que tienen otras características en la parte física, son más atléticos y mejores deportistas. Destacan en ese sentido, pero hay varios factores que considerar, uno de esos es que tampoco se pueden inscribir muchos jugadores extranjeros. Hay un reglamento bien complejo en el fútbol joven [de Chile]".

¿Y cuándo podremos ver a otro Érick Pulgar o Marcos Bolados entonces? Eduardo Pinto es claro: "yo estoy trabajando mucho con los niños de la Sub-14, pero quiero potenciarla más. Lo primero que hay que hacer es evitar la fuga [de jugadores]. Porque lo que pasa es que hay muchachos que desconocen que existe la Sub-14, hay otros que no tienen los medios para poder llegar a la cancha. Como también hay otros que tienen miedo [de intentarlo]".

Optar por entrar al mundo de los cadetes hoy abre muchas puertas. Caminos sólidos al fútbol profesional y Antofagasta necesita buenos jugadores para dejar de luchar por la permanencia.

Hoy hay muchachos que regresan de la U. de Chile, Católica, O'Higgins y Cobreloa. Vuelven por diferentes motivos -como la adaptación al colegio, o por echar de menos a su mamá-, cosas completamente normales en la etapa que viven los cadetes. Por eso el desafío es incentivarlos, encantarlos con el CDA, para que su carrera nazca desde el amor a los colores de la camiseta y no desde la obligación.

"Colo Colo debe tener por lo menos cinco o seis jugadores antofagastinos en su cantera, y la Católica, O'Higgins y la Unión Española igual. Imagínate que de todos esos niños con uno o dos que vendan ya hacen negocio, salvan el año. El fútbol es uno de los negocios más grandes que hay, se mueven muchos millones, entonces buscan a esos niños (...) Yo en mi categoría tengo a cuatro chicos de Taltal que fueron a una selección sub-13 el año pasado. Son cuatro que viven viajando para practicar, haciendo harto sacrificio. Como otros que son de localidades pequeñas como Sierra Gorda, donde no pueden tener oportunidades (...) en Antofagasta por eso se está invirtiendo bastante, y cuando viajan a jugar lo hacen en avión y llegan a hoteles de primer nivel y bien alimentados", resume.

El profe afirma que hay varios Érick Pulgar esperando, el tema es que hay un trabajo a largo plazo que se requiere realizar, y Antofagasta tiene las armas para apoyarlos en la Sub-14, donde nacen las figuras del mañana.