¿Por qué marchamos?
El actual sistema de pensiones chileno es uno de los pocos que va quedando aún que opera bajo un sistema de capitalización individual, es decir que cada cual ahorra para su futuro. Chile comparte dicha condición con unos pocos países más, pues muchos de ellos han vuelto al tradicional sistema de reparto (ahorrar para los adultos mayores).
La particularidad del sistema de reparto reside en que se establece desde su origen como un sistema solidario, donde las generaciones jóvenes colaboran con las pensiones de los mayores, a diferencia del actual sistema chileno donde cada cual es dueño de sus propias cotizaciones; algo que nace inspirado en el Chile de los años 80 y que se enmarca en las imposiciones que se gestaron desde las lógicas neoliberales. Allí mismo se redactó la Constitución de 1980 y para el mundo educacional el duro momento en que se modificó su sentido, forma y operación. ¿Por qué marchamos entonces? Para pedir un cambio. El sistema resulta desigual, injusto y poco efectivo. La investigación al respecto es muy rica en cuanto a tasas de reemplazo, años de jubilación, multifondos, etc. Sin embargo, aún no se debate respecto de las injusticias, dignidades y vida post laboral que requiere este debate.