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Adiós

Con la muerte de Juan Gabriel, se va también un ícono de la cultura popular y uno de los artistas latinos más trascendentes de las últimas décadas. Por Chile pasó varias veces -especialmente por Viña del Mar- y casi, casi vino a Antofagasta.
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Ignacio Araya/Redacción.

Juan Gabriel se despidió el sábado. Vaya uno a saber si fue pura casualidad o -como quizás ya hemos repetido cientos de periodistas desde ayer y en los días que vienen- su cuerpo o alma presentía que, pocas horas de presentarse en un escenario de Santa Mónica, California, el artista mexicano más grande de los últimos años, moriría de un ataque cardíaco a los 66 años de edad.

Después de estar tres horas en el escenario, cantando con sus mariachis por enésima vez temas incombustibles como "Querida" o "Noa Noa", Juan Gabriel, con la misma energía de siempre, se bajaba del escenario y una pantalla con su cara en blanco y negro, acompañada de flores rojas, dejaba un mensaje. "Felicidades a toda la gente que está orgullosa de ser como es. JG".

Juan Gabriel -de nombre real Alberto Aguilera Valadez, nacido en Michoacán el 7 de enero de 1950-, se fue así de pronto. Hace pocos días había comenzado su gira "MeXXIco es todo" y lanzado el disco número 32 de su carrera artística, "Vestido de etiqueta por Eduardo Magallanes". Su twitter, hasta ayer, aún promocionaba el disco para reserva. El Divo de Juárez, o Juanga, o Alberto -como le decían solamente sus más cercanos amigos- muere llevándose ese magnetismo, desplante y sencillez que creó una intimidad tan fuerte con su público que hasta hoy parece sentirse cuando se oyen sus canciones en vivo. Quizás sea exagerar la frase de "unir generaciones", pero de que lo hizo, lo hizo. Juan Gabriel debe ser la única cosa en común que tienen artistas como Rocío Dúrcal con Ases Falsos o Dënver.

Casi en antofagasta

Juan Gabriel estuvo a punto de pisar Antofagasta. A punto. En septiembre de 2009, la productora Fourgroup estaba apostando en grande en traer artistas de talla mundial. En apenas un mes de anticipación anunciaron la llegada de Charles Aznavour (12 de septiembre), Daddy Yankee (12 de octubre) y Juan Gabriel, que debía cantar en el Estadio Sokol el 27 de octubre.

La inversión de Fourgroup era arriesgada, tomando en cuenta que los espectáculos masivos rara vez llegaban al norte por ser considerado "difícil" el público antofagastino, aunque en ese tiempo llegó hasta Miguel Bosé y Marco Antonio Solís a cantar a Sierra Gorda. Fourgroup estaba confiado, porque antes habían traído a Europe al Sokol y había funcionado bien.

"Es una muy buena plaza por el nivel adquisitivo que posee. Además falta algo diferente en la ciudad, la gente ve lo mismo, discotecas y la llegada de artistas nacionales, entre otros", se defendía Juan Carrasco, el productor.

En septiembre llegó Aznavour, pero en el Sokol no habían más de 2 mil personas. Poco, para un artista de talla mundial. Daddy Yankee estaba vendiendo entradas como loco (la más cara, 44 mil pesos) pero de Juan Gabriel... nada. El 3 de octubre, tres semanas antes del show, Fourgroup decidió suspender todo: el Divo había vendido, con suerte, 150 entradas de un total de 25 mil. "Es muy triste lo que ocurrió ya que nosotros apostamos la idea de que Antofagasta era una plaza importante para traer artistas. No quisimos que nos pasara lo de Aznavour, así que cortamos por lo sano y cambiamos de ciudad", dijo Carrasco.

Así no más fue. Fourgroup se llevó a Juanga a Viña -años después se presentó en Iquique-, pero no estuvo ni cerca de pisar Cerro Moreno. Nos lo farreamos.

En el festival

Viña del Mar lo disfrutó cinco veces. Fue ícono de la época noventera, cuando Megavisión se pone de acuerdo con Televisa y llena la pantalla de México. El 14 de febrero de 1996 debutó en el Festival, dominando al público a tal nivel que estuvo tres horas arriba del escenario y nadie lo bajó. Lo mismo el 97 y el 98.

En 1999, Juan Gabriel estuvo a punto de volver por cuarta vez y los organizadores crearon, exclusivamente para él, la Gaviota de Oro. Se la iban a entregar la noche del 15 de febrero, pero a última hora, el mexicano anunció que no venía al Festival por problemas con la organización y no quedó otra que darle la Gaviota de Oro a... Ricardo Arjona.

En ese tiempo, a Juanga le gustaba alojarse en el Hotel Miramar, cerquita del océano, aunque hubo un año en que se quedó en una casa en las afueras de Viña. Volvió en 2002 y 2004 y si no fuera por lo que pasó, habría venido a Viña 2017, donde lo estaban coqueteando hace rato. De hecho, era el número sorpresa y se le haría un reconocimiento por todos los años de carrera musical.

La última vez que vino a Viña, en 2004, tuvo un show espectacular. Domó a la audiencia, se entregó a ese público que lo adoraba y de vez en cuando, salía con sus tallas. Terminó con "Amor Eterno" y se retiró con su grupo de mariachis al escenario con una Gaviota de Plata en la mano. La gente lo exigía en el escenario y Antonio Vodanovic con Myriam Hernández se miraban. Antonio siguió con el show y Myriam, nerviosa, anunció que le darían la Gaviota de Oro, porque o sino el Monstruo era capaz de subirse arriba del escenario para pedir a su artista.

Juanga no salió. "Juan Gabriel ya no está", anunció Myriam, agregando que el premio iba a ir de mano en mano al camarín, para que llegase a las manos del mexicano. Él, obviamente, se enojó. No con su público de siempre, sino con la organización. Por eso fue que -a diferencia de Xuxa, que realmente quedó furiosa con los chilenos- el astro volvió a tierra chilena hasta el 21 de agosto de 2014, cuando vino al Movistar Arena al tour "Celebrando", por sus cuarenta años de carrera. Ahí, el ídolo músical de América pisaba por última vez un escenario nacional, dejando un legado impresionante y en medio del aplauso de miles de personas que hoy le rinden el último tributo allá en su tierra natal.


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