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Integran y rehabilitan a joven con sordera a través de la música

En Tocopilla, la banda de guerra "Cazadores del Desierto" es todo un ejemplo de ayuda para personas en situación de discapacidad. En este caso, Felipe Díaz ha encontrado su pasión en las percusiones, con un esfuerzo notable.
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Pablo Mamani P. - La Estrella de Tocopilla

Los himnos marciales suenan a la perfección, los cuales dan inicio al desfile escolar en la Plaza Carlos Condell de Tocopilla, donde los integrantes de la banda de guerra "Cazadores del Desierto" se lucen ante toda la comunidad.

Entre ellos se encuentra Felipe Ignacio Díaz Díaz, quien toca los platillos al mismo ritmo que los demás. Nadie notaría nada raro en él, pero pocos saben que este tocopillano de 19 años de edad es sordo de nacimiento.

De hecho, en plena presentación actúa igual que el resto, bien disciplinado y atento a todos los movimientos de sus compañeros.

Superación

Felipe se integró hace algunos meses a esta emblemática banda de guerra tocopillana. Un deseo que tuvo por harto tiempo, pero en el 2015 su anhelo se volvió realidad, cuando comenzó a ensayar y ser parte de estos músicos.

Fue motivado por algunos amigos que son miembros de los Cazadores del Desierto. Después fue insistiendo a sus padres y finalmente fue a expresar a los instructores Robinson Monzoncillo, Eric Ortiz y David Torres, la posibilidad de integrar la banda.

Parte fundamental de este proceso fue su madre Claudia Díaz, quien en un principio veía con preocupación los deseos de su hijo, que además padece el Síndrome de Tourette.

Pero eso no fue impedimento para que los instructores y los cerca de 40 alumnos que componen la banda lo integraran de forma natural.

El secreto

La banda de guerra Cazadores del Desierto del Liceo Politécnico Diego Portales de Tocopilla fue fundada en 1997 y nunca habían tenido a un muchacho con capacidades especiales diferentes.

Aquí Felipe no solamente aprendió los secretos para ser un excelente percusionista de la banda, sino que su ejemplo también ha enseñado que nada es imposible en esta vida.

Así lo reflejó uno de sus instructores, Eric Ortiz, quien explicó que este joven tocopillano llegó un poco nervioso a ensayar con todos los integrantes.

Cómo comunicarse con él fue todo un desafío. En un principio, la madre de este muchacho explicó a todos la situación de Felipe y enseñó nociones básicas del lenguaje de señas.

Después todos se fueron adaptando a él y todo fluyó de forma natural, señala Ortiz, quien asegura que actualmente no hay ningún problema en interactuar con él; y en caso de no saber explicarle alguna palabra o concepto, simplemente le escriben un mensaje en el celular y todo está resuelto.

Pero la duda que a todos les salta, es cómo Felipe pudo aprender a tocar los platillos si no puede escuchar nada de nada.

Aquí los instructores Robinson Monzoncillo, Eric Ortiz y David Torres contestaron al mismo tiempo, en que todo se basa en una mezcla de paciencia y talento innato del joven Felipe.

"Solamente se le ha enseñado a estar atento a las vibraciones que generan los otros instrumentos de percusión, eso le entrega a él la pauta de cómo debe seguir a la banda. Es una mezcla de concentración y disciplina", explicó el instructor David Torres.

De esta forma, Felipe casi siempre se le ve serio en sus presentaciones, pocas veces se equivoca; y si lo hace, simplemente para hasta nuevamente dar con el ritmo de los himnos marciales, debido a que pese a que no posee la audición, ha logrado maximizar sus otros sentidos.

Enseñanza de vida

Cuando comenzó Felipe en esta banda, no sabía nada de música y sus primeras presentaciones no fueron las mejores. Pero eso no le importó, siguió practicando junto a sus compañeros, cosechando buenas amistades y sobre todo, brindando una enseñanza mayor a todo su entorno: que nada es imposible en esta vida, donde él siendo sordo y más encima con Síndrome de Tourette, ha logrado ser parte de una de las bandas de guerra más importantes de la región.

Afortunadamente el Tourette se le manifiesta con espasmos de vez en cuando, y otras veces con crisis. Pero al tener los platillos en sus manos y sentir los himnos marciales, todo se olvida, como una especie de terapia.

El apoyo familiar ha sido esencial para que este tocopillano de 19 años de edad pudiera cumplir sus sueños. Sus padres lo han educado para que él sea igual que el resto y nunca se mire en menos.

Esas enseñanzas calaron hondo en Felipe, quien es totalmente independiente.

Banda al nacional

El próximo 15 de octubre, los Cazadores del Desierto participarán en el certamen nacional de bandas escolares de guerra en las localidades de Viña del Mar y Casablanca, donde sus 40 miembros, incluido Felipe Díaz, están ensayando a full para llevar un gran repertorio a ese evento.

Hace más de 20 años que Tocopilla logró un campeonato en una iniciativa como ésta y así lo quieren replicar nuevamente el próximo mes sus instructores, niños y apoderados.

Ello, porque el llegar a este torneo nacional no ha sido fácil, debido a que tanto los miembros de la banda como su padres han organizado todo tipo de cosas con tal de reunir fondos para este viaje.

Este esfuerzo también ha sido compartido por Felipe Díaz y su familia, quienes han colaborado en todo momento para llegar al nacional, después de casi dos décadas de ausencia.

Cada día se preparan en el liceo mecano al borde del mar, tonada tras tonada se siente en el aire y cada paso que da esta banda en su conjunto, es un nuevo desafío para Felipe y sus instructores, quienes velan por la perfección de cada movimiento.

En este sentido, todos los integrantes de los Cazadores del Desierto han superado diversas pruebas para llegar al sitial donde están ahora. De hecho, sus instructores fueron parte de ella cuando estudiaban en el Liceo Politécnico.

La experiencia existe y las ganas de ser mejores también, donde esa perfección se ha logrado gracias a la integración de una persona, que quizás no posea un sentido, pero que tiene un corazón y una disciplina más fuertes que cualquier desafío que le pongan por delante.

Así es la vida cotidiana de Felipe Díaz Díaz y los Cazadores del Desierto, que luchan por convertirse en mejores siempre; y en el caso del joven tocopillano, él apuesta a seguir en la banda el tiempo que sea necesario y paralelo a ello, se desarrolla en la carrera de informática.