Cartas
Mil tambores
Señor director:
Cuando los comentarios, más bien quejas posteriores al carnaval que se llevó a cabo en Valparaíso este fin de semana, se relacionan con cantidad de basura en las calles, personas ebrias provocando desordenes, con la puesta de carpas en lugares públicos y otros tantos en la misma cuerda por los residentes habituales de Valparaíso, hacen surgir la duda si es o no una fiesta llena de buenos momentos para todos, porque debemos estar de acuerdo que es impresentable que la alegría y las algazaras de unos deban ser en desmedro de la insatisfacción y molestias de otros.
Por ejemplo, los que menos se contornean al ritmo de la percusión son los que tienen que limpiar las toneladas de basura post-celebración, financiados por una ya desfinanciada Municipalidad. Sin embargo, basuras más, basuras menos, redobles de más, redobles de menos, después de todo ocurre algo sorprendente, no hay ningún comentario, nada de nada, acerca de quién se supone es el rey de la fiesta, más bien los reyes de la fiesta, "sus majestades los tambores", no olvidar que son mil, que comparsa era más rítmica, más monótona ó más integral, definitivamente los tambores pasaron a un segundo plano, como que se parece a los clásicos del fútbol. Se habla de todo antes, durante y tras el partido, desórdenes, micros en huelga, bombas de ruido, pero de la pelota, que se supone que los convoca, "si te he visto no me acuerdo"… en el caso del "Carnaval de los mil tambores", sus organizadores deberían tener compromisos con los porteños, de entregar las calles, plazas y playas en las mismas condiciones que las reciben, controlando a los que desafinan no respetando las reglas, logrando que la fiesta sea de todos y para todos y en ese caso cada porteño saldría a la calle a darle a su propio tambor. Porque "si va a haber diversión, entonces que se diviertan todos, no solo unos pocos a costa de muchos otros".
Luis Enrique Soler Milla
Ahora saludan
Me llega a dar risa la cantidad de candidatos políticos a la alcaldía de Calama que ahora andan saludando a la gente, como si fueran prácticamente sus hermanos y en el año "si te he visto no me acuerdo".
Por eso aún no voto, porque creo que todos los políticos son iguales.
Joaquín Mendoza.