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El Cucufato, la voz de Taltal, cuenta por qué dejó de cantar

Por décadas era número puesto en cuanto bailable había en Taltal, pasando de Los Irancundos hasta Garras de Amor. Pero un día, el Cucufato decidió colgar el micrófono, pero no el sombrero. Hoy vende pescado en el borde costero.
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Ignacio Araya y Omar Acosta

El Cucufato ya no canta. Tomó la decisión hace poco, dice, un tiempo después de haber conocido a Tito Fernández, el Temucano, en la plaza de Taltal. El mes pasado lo vinieron a buscar para que fuera a cantar en las ramadas para el 18, pero no quiso. Dice que cumplió ya todo lo que se propuso en la música. Lo comenta en el antejardín de su casa, una de las pocas ubicadas en altura en ese tranquilo puerto, casi en un mirador que ofrece una vista espléndida. Así como Tito Fernández, uno de los cantautores más conocidos de Taltal decidió dejar todo hasta aquí.

-No escribí más.

-¿Por qué?

-Eso le estoy explicando. Eso es todo lo que yo quise hacer y lo hice. Punto.

Cucufato (74) empezó a cantar de chico, cuando Taltal todavía era un puerto de visita obligada para los últimos trabajadores que insistían en vivir en las oficinas salitreras, aún cuando en el mundo ya ni miraban el oro blanco nacional. Mientras el pueblo se reconvertía a la pesca o a la pequeña minería del cobre, Taltal seguía vivo, especialmente en la noche. A principios de los setenta, el Cucufato salía a los cahuines a tocar bajo o batería en los grupos musicales.

-Este es un recuerdo de mi amigo Mejoral- dice el pescador-cantante apuntando la banca donde está sentado, mirando el pueblo desde la altura. El Mejoral era un tipo de metro ochenta y 125 kilos, un enorme tipo que tocaba la guitarra en las quintas de recreo. Su imponente presencia se difuminaba con el vozarrón del Cucufato, quien cantaba lo que le pedían. Al principio, algún temita de Los Iracundos. Después, la última novedad del Pollo Fuentes.

Taltal, que siempre tuvo ese problema del aislamiento geográfico, podía entretenerse sola con los artistas que salían de su propia tierra. El Cucufato fue asociándose con varios amigos para ir a animar esas noches de copete y señoritas con fiestas bailables. Con los años, cuando el tocadisco daba paso al caset, las bandas del Cucufato se iban adaptando a los tiempos, dejando el estilo de la sonora por los conjuntos electrónicos.

-Tocábamos cinco músicos- recuerda. -Pero bajó el cobre, como que se empezó a echar a perder Taltal. Bajaron las oficinas salitreras, y de cinco quedamos cuatro. El cantante pasó a ser instrumentista, y entonces quedamos de a tres.

Cucufato y la mar

Al Cucufato le dicen así desde los 14 años, cuando con la familia se fueron a vivir un tiempo a Antofagasta. El apodo fue por equivocación, porque a otra persona le decían así, pero cuando llegó un día a una esquina donde estaban pasando el tiempo varios jóvenes de la época, alguien dijo "ahí viene Cucufato". No era él, pero así quedó.

En ese tiempo, con los cabros del pasaje se iban todos a pescar. Con otro amigo se iban a la caleta Blanco Encalada a sacar congrios y podían pasar perfectamente fuera unos veinte días. Por eso, ya de grande, cuando las cosas estaban mal en Taltal, el Cucufato volvió a la mar a pasar días enteros en busca de los cardúmenes.

-Ahí me dio por escribir, era un sueño que tenía. Yo tengo un disco- dice. Dentro de su casa, entre recuerdos familiares y una foto con Alexis Sánchez cuando vino hace poco a Cifuncho, está colgado el disco. -Me parece que todos los que lo han escuchado no le ponen atención- reflexiona.

La clave de todo está en el primer tema. Lo recita desde la banca de su amigo Mejoral.

"Señores soy taltalino, a ustedes quiero contar/

lo más autoctono y vivo de nuestra localidad.

Mi canto va para el minero, buzo rana, pescador, comerciante, camionero, panadero, profesor.

Tambien a la dueña de casa que es tan linda flor/

que adorna nuestros hogares y nos llena de calor".

-Te lo voy a desglosar- explica el Cucufato. -Hay canciones a la puesta de sol, otro del atardecer. Le iba a poner "Crepúsculo", pero ahora como está la cultura literaria, pregúntele a un cabro qué es lo que es un crepúsculo, a ver si sabe. Y qué, si ni un adulto sabe lo que es un crepúsculo...

El artista detalla letra por letra lo que está en ese álbum. El Chascón, su perro, mira con desconfianza a otro can grande que tiene pinta de pastor alemán, pero que no es pastor alemán. El grande gruñe. Cucufato advierte que el perro anda medio mañoso y lo mete a la casa. Cuando ya está tranquilo, el ahora ex-cantante vuelve a sentarse.

-Ya. 'Después de un largo caminar atravesando el cenit...'. A eso le puse 'cielo' mejor, porque a lo mejor no saben lo que es 'cenit'* Le canté a varias cosas, hay uno que se llama paisajes de mi cuerpo, ahí describo en tres estrofas los paisajes del puerto. Lo autóctono y vivo de nuestra localidad. Tengo un canto al minero pariperro. Al minero despechado, a la vida del pirquinero, al pescador parrendero. Tengo un tema al chango y al minero.

El álbum del que habla Cucufato se llama "Canto y Poesía", y lo fue a grabar a Iquique bajo el sello Carrero. Tiempo después se ganó un Fondart y le puso cinco canciones más. Cucufato, ya más conocido, apareció en todo el país cuando el Canal 13 vino a grabar "Santiago no es Chile", con él de co-protagonista, mostrando -como pocas veces sale- el pueblo de Taltal por la televisión.

Ya no

-Me han incentivado mucho, pero uno ya de tanto andar, ve mejor las cosas- dice, cuando le vuelven a preguntar de por qué exactamente dejó la música- Taltal es muy chico para un artista. Es muy chico. Acá un artista se ahoga. No hay cobertura, no hay oportunidades. Cualquiera puede salir, pero un hombre casado...

El hombre tiene un montón de distinciones que las tiene colgadas dentro de su casa. Le dieron la distinción al mérito ciudadano, varios galvanos y una foto con Tito Fernández.

-¿Pero por qué no se motiva?

-No, porque estoy enfermo de los pulmones. La música puh. El humo de cigarro. Yo no fumo ah, pero tengo debilitados los pulmones. Intenté cantar, dejé de ejercitar. Eso fue todo lo que hice- vuelve a sentenciar firme. Todo lo que quiso hacer está en esa primera canción de su álbum. Ahí se resume todo, se hizo todo y ya listo.

Omar Acosta, nuestro colaborador en Taltal, asalta con una pregunta imprescindible.

-Oye Cucufato, y acá en Taltal ¿quién te conoce el nombre?

Cucufato piensa.

-Nadie poh, el Cucufato no más. Cucufato quiere decir "alocado, inquieto, extrovertido".

-¿Y cual es su nombre de verdad?

-Yo soy Jorge Antonio Oyanadel Ávalos. Hermano de Ángel Oyanadel, que estuvo 45 años trabajando en El Mercurio de Antofagasta.

*Cenit.

1. m. Astron. Intersección de la vertical de un lugar con la esfera celeste, por encima de la cabeza del observador.

2. m. Punto culminante o momento de apogeo de alguien o algo. Está en el cenit de su gloria (RAE).