Cartas
Escuelas especiales
Señor director:
Estuve observando el domingo pasado, la marcha que realizaban los apoderados de la Escuela Especial F-33 de Calama, en relación al rechazo de la inclusión de los niños diferentes a las escuelas regulares. Tengo sentimientos encontrados. Me explico, fui directora por seis años de dicha escuela, cuando estaba en Chuquicamata, donde se formó un equipo de profesores "especiales", comprometidos, identificados con su labor docente, con un profesionalismo extraordinario, donde todos nos dedicamos con amor a trabajar.
Se formaron talleres laborales, espacios artísticos, se formó una orquesta y grupos de estudios con los alumnos, logrando con ellos premios a nivel nacional.
Fuimos en el año 1982 premiados como la mejor escuela especial de Chile en organización y logros pedagógicos y labores en el año internacional del niño impedido. Podría contar mucho más de los logros obtenidos, gracias al compromiso y al trabajo mancomunado de profesores, apoderados y Codelco Chuquicamata.
Posteriormente, siendo directora de la Escuela F-53 República de Francia, fui la iniciadora del Proyecto de Integración, aceptando en las aulas a niños hipoacúsicos, down, no videntes, limítrofes y con problemas sicomotores. Para este hermoso desafío nos preparamos y se exigió de un equipo multidisciplinarios. Después se hizo un estudio y se planificó, para que cada escuela se responsabilizara en la atención de los diferentes déficit. Por qué digo todo esto, es para demostrar que sí se puede trabajar con estos niños y obtener muchos logros.
Es verdad que no se pueden poner barreras económicas, sociales, culturales e institucionales para un buen desarrollo del Sistema Educativo. No se trata de exclusión ni segregación, pero le rogaría a la nueva autoridad edilicia, fomentar una educación de calidad en todos los ámbitos, tomando en cuenta en primer lugar al profesor de aula, que si bien es cierto es un profesional de la educación, "no está preparado", para atender a estos niños.
Como profesional le sugiero confeccionar un programa especial, porque la ley permite flexibilidad, vale decir, un profesor especializados, complementando el trabajo del profesor de aula, para la sociabilización. De esta forma creo, se entregaría una educación de calidad, sin discriminación y con igualdad de oportunidades.
Además es importante implementar talleres laborales y si es posible crear talleres protegidos para preparar la vida y el futuro a niñas y niños diferentes.
Dejo la idea planteada.
María Ortiz Gárnica