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El carabinero que sube las notas de los niños de Caleta Hornitos

Marco Antonio Andrade Ortega consiguió devolverle, tras 12 años de espera, la energía eléctrica a los vecinos y hoy es el "profe" de reforzamiento y acondicionamiento físico de los más pequeños.
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Iris González G.

"Tío, ¿cuál película vamos a ver? ¿la del auto? Yo quiero ver una de terror".

Dylan, de 11 años, sabe que el reforzamiento del viernes termina y empieza la función de cine. A estas alturas, todo un clásico.

Es el premio que reciben los 6 pequeños, entre ellos su hermano Joshua (11), que tres días a la semana llegan de sus clases para comenzar otras la mayoría de las veces en la sede social, esta vez para reforzar sus puntos débiles en lenguaje, inglés y matemáticas.

Su profesor es nada menos que el "sheriff" de su tierra, Caleta Hornitos: el carabinero Marco Antonio Andrade Ortega. Para ellos, sin embargo, es el "tío Marco", que en sólo 4 meses ya es su mejor amigo y maestro, como lo también de sus papás, a quienes les enseña pinceladas de computación.

El 2 de julio el uniformado, de dotación de la Subcomisaría Norte de Antofagasta, llegó a la caleta en comisión de servicio para tener a cargo el Casino de Oficiales de su institución. Lo que no imaginaba era que ese pequeño lugar, donde viven cerca de 18 familias, lo acogería y le exigiría como un hijo más.

Hágase la luz

La primera "cachetada" que recibió fue constatar que hace 12 años, sí, ¡12 años!, los vecinos no tenían energía eléctrica y los postes eran menos que adornos. Esa fue la primera alerta para su propósito de asegurar el orden y la tranquilidad de la caleta, ubicada al costado norte del balneario del mismo nombre. Paradójico, al menos, sabiendo que metros separan los hogares de los esforzados hombres y mujeres de mar de exclusivas casas de veraneos.

"Para mí fue todo un problema por la delincuencia, especialmente por los niños", explicó. Junto con representar un problema de seguridad, la falta de luz también dañaba la calidad de vida de los pobladores y especialmente de los 23 niños de entre 9 meses a 17 años que allí viven.

Un lunes un inspector de la municipalidad de Mejillones visitó la caleta. Cayó del cielo, porque regresó a la comuna del Megapuerto con todos los antecedentes que le expuso de manera formal el uniformado y dos días después, hágase la luz. La energía eléctrica eran nuevamente una feliz realidad.

Hoy, de lunes a viernes cuentan con ésta de 17 horas a la una de la madrugada, mientras que sábado y domingo la tienen entre las 15 horas y la una de la madrugada. Algo no menor, considerando que los niños se reúnen a diario por las tardes en la plazoleta y que la multicancha tenía 8 focos, pero sólo uno funcionando.

Esto también fue solucionado, gracias al apoyo que le prestó a la presidenta de la junta de vecinos, Rosa Díaz Rojas, para finiquitar el proyecto de mejoramiento que convirtió la cancha de concreto en una de pasto sintético y con la iluminación adecuada y un nuevo cierre perimetral . "Los focos ahora los tienen que venir a cambiar, pero ya cuatro focos de ocho, funcionan. También esperamos que se arregle la base del cierre, para que no entre tierra que estropee el pasto sintético y tenga un techo. Otra cosa que se viene además es el arreglo de los juegos", contó satisfecho el carabinero de 29 años, de los cuales 4 ya lleva en la institución de las carabinas cruzadas.

Reforzamiento

Sin duda el más cercano al efectivo es el pequeño Dylan, quien hoy es el orgullo so dueño de un promedio 6,6 gracias a las clases de reforzamiento con su "tío carabinero".

Un día el escolar le pidió ayuda para una tarea, por lo que el funcionario policial fue a su casa, llevó su internet móvil y caso solucionado. Su mamá, Rosa, le planteó entonces la posibilidad de extender esa colaboración para mejorar el rendimiento con otros estudiantes, que cada mañana son recogidos a las 7.20 horas por un bus que los lleva a clases a Mejillones, en la Escuela "Julia Herrera Varas" y el Complejo Educacional "Juan José Latorre Benavente"

La idea fue presentada y apoyada en una reunión de la junta de vecinos y así comenzaron las clases, que imparte a las 18.30 horas los lunes, miércoles y viernes. El material de apoyo- sí, adivinó - los imprime el mismo carabinero, quien pese al cariño que le tiene a sus amigos-alumnos es implacable al evaluarlo con pruebas.

"Han mejorado las notas y especialmente la ortografía", cuenta contento, aclarando que el incentivo no es material. "Yo no los premio de forma económica. Como no tienen clases los fines de semana, los sábado y domingo los invito a jugar play o ver tele al casino".

Rosa, la presidenta, no disimula su felicidad. "Lo único que le podemos dejar a nuestros hijos es la educación, así que su ayuda ha sido fundamental en esto y en muchas cosas", afirmó.

Trotar, chapotear y nadar también son parte de la rutina del grupo. Como los estudios, también es importante el estado físico de los menores para su desarrollo integral y para ello hay un tiempo. El acondicionamiento físico es hoy parte de la agenda del grupo y ello lo agradecen sus papás, que gran parte del día están ocupados trabajando duro en el mar para llevar el sustento a sus hogares.

Otro de los factores que los tiene más tranquilos es que los delitos, principalmente robos, pararon. El carabinero Andrade, quien estudia ingeniería en prevención de riesgos, se levanta de madrugada a patrullar y ello le ha valido más de un susto a varios que han cruzado sus pasos con los de él.

La unión hace la fuerza

A su llegada- recuerda el joven carabinero -los cerca de 50 habitantes de la caleta eran desunidos. "Tenían motivación, pero no tenían apoyo ni alguien que los respaldara. Faltaba mucho su unión, pero eso cambió".

Esa transformación los tiene ahora listos para celebrar Navidad en grande, gracias al apoyo de una empresa de transportes del aeropuerto, que "se pondrá" con regalos y dulces. Y así también ocurrió para el Día del Niño, que antes pasaba sin pena ni gloria. Días antes preguntó qué se haría y recibió como respuesta un "lo de todos los años: cada uno en su casa; los niños jugando en la plazoleta". Esto, debido a que se les invita a Mejillones, pero no hay transporte.

Un par de gestiones con el municipio mejillonino bastaron para que el "Tío Marco" y los papis y mamis organizaran también con aportes propios una linda fiesta en la sede. Por primera vez celebraron su día en su caleta. Felices.

En Fiestas Patrias impartió un curso de cueca. "Son duros, pero aprendieron. La ganadora se llevó 15 mil pesos", recordó riendo y anunció que el 18 de diciembre tendrán una exposición de autos tuneados.

Pero sin duda uno de los más importantes, aunque dolorosos, frutos de su unión fueron las cuadrillas que Andrade armó con los vecinos para buscar a la pequeña Constanza Araya (11), que hace un mes murió ahogada en la entrada norte de Hornitos.

Luego de casi una semana de incesantes recorridos, una pareja de la caleta encontró su cuerpo, devolviendo la paz a su familia y la convicción a los pobladores en que la unión hace la fuerza.