Redacción - La Estrella del Loa

Más que un perro, fue un fiel amigo no solo para una persona, sino que para toda una institución.

Hace 18 años Come Cola llegó a lo que antiguamente eran talleres de Carabineros, hoy convertido en la Prefectura de El Loa.

Fue el sargento segundo Jorge Benavides quien lo acogió, convirtiéndole en un integrante más de sus filas.

Desde ese momento esta mascota, que no era fiscal, se convirtió en uno de los más fieles compañeros de los funcionarios.

Quien decidió adoptarlo, falleció hace diez años en un accidente de tránsito. Pese a eso, Come Cola siguió en el hogar que lo acogió hasta su último respiro.

Se ganó el cariño de cada uno de los uniformados con los que compartió. La mayoría le entregó cariño, porque también hubo algunos con los que definitivamente no consiguió generar cercanía.

"Fue una mascota querida y odiada, tenía una conducta marcada sobre aquellos funcionarios que respetaba y aquellos que no le simpatizaban mucho", comentó el prefecto, teniente coronel Edgardo Ponce.

Cumplió una verdadera labor de seguridad, explicó el oficial. "Antiguamente solo funcionaban talleres (en la prefectura) y como no había vigilancia, la labor de centinela del cuartel era responsabilidad de Come Cola", agregó Ponce.

Y su compromiso, lo hizo merecedor de ser despedido con honores. Todos sus compañeros le rindieron tributo antes de iniciar su último viaje.

"Se fue con los honores de un perro oficial. El objetivo de esta actividad es hacer un llamado a la comunidad al respeto y al cuidado sobre nuestra mascotas", remató el prefecto.

Fue enterrado en el cementerio de las mascotas, lugar al que concurrieron prácticamente todos quienes integran actualmente la prefectura.

"Él es un amigo, un camarada, un guardián incondicional. Él fue uno más de nosotros, numéricamente contaba con la dotación de la prefectura, este momento es lo que él se merece", agregó la capitán Ingrid Rojas. Partió más que una mascota, partió un gran amigo.

2007

18 años, estuvo en la institución Come Cola. Sin ser perro oficial, partió con todos los honores.

El Juzgado de Letras del Trabajo de Calama acogió la demanda de indemnización de perjuicios por enfermedad profesional y ordenó a la Corporación Nacional del Cobre (Codelco) a pagar setenta y dos millones de pesos a Guillermo Milla Rojas, quien por más de 37 años prestó servicios a Codelco, faenas en las estuvo expuesto a agentes nocivos causante de la silicosis que padece, enfermedad que ha derivado en el 80% de incapacidad.

El fallo dio por establecido la responsabilidad de la empresa por el deterioro de la salud del demandante, quien mientras "se desempeñó para la demandada, estuvo expuesto al agente contaminante que es el causante de la silicosis pulmonar que lo afecta, bastando para arribar a dicha conclusión, no solo la ausencia probatoria de la demandada en relación con el cumplimiento de su obligación de seguridad, sino también por cuanto, a falta de prueba en contrario, solo cabe colegir que a la época de ingresar a prestar servicios se encontraba sano, o al menos, sin antecedentes de enfermedad pulmonar".

Resolución que agrega: "si el empleador hubiere tomado todas las medidas de seguridad necesarias para proteger la vida y seguridad de sus empleados, poniendo en conocimiento de sus dependientes los riesgos a que se verían expuestos al realizar la totalidad de las acciones necesarias para el desempeño de sus labores, y entregado la debida capacitación a este respecto, la enfermedad no se hubiera producido o sus consecuencias hubieren sido menos perniciosas".

Iba en dirección a su lugar de trabajo cuando un hombre de 34 años fue víctima de un violento asalto.

Los hechos se registraron en el sector poniente de la ciudad. Transitaba por Ramón Freire con Manuel Montt, cuando fue interceptado por un grupo de desconocidos.

Se trataba de cinco sujetos, dos de los cuales premunidos de armas de blancas tipo cuchillo lo redujeron.

Le arrebataron un bolso con especies personales, dinero en efectivo y documentación.

Una vez concretado el asalto, los antisociales huyeron del lugar en dirección desconocida.

La víctima se comunicó con personal de Carabineros a quienes aportó escasa información sobre sus atacantes, lo que dificultó el trabajo para ubicarlos.