Secciones

Una radiografía hacia la realidad lectora de Antofagasta

Actualmente se están desarrollando diversas iniciativas que promueven el interés por los libros, pues a nivel país sólo el 51% de la población decide leer uno por simple placer. Expertos analizan la situación local.
E-mail Compartir

Claudia Cáceres G. - La Estrella de Antofagasta

Un libro puede transportarnos a otras épocas, ayudarnos a construir mundos imaginarios; permitirnos formar una visión y opinión crítica sobre diversas situaciones; aumentar nuestra creatividad y cómo no, impulsarnos a soñar.

Pero pese a todas estas posibilidades que nos brinda la lectura, quienes deciden leer un libro por simple placer en Chile, sólo alcanza el 51% de la población. Es más, esta cifra arrojada por la última Encuesta de Comportamiento Lector del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, apunta a quienes adquieren sólo un texto al año.

En el caso de la Región de Antofagasta sólo el 38% de los habitantes tiene interés por esta área, lo que lleva a preguntarse ¿a qué se podría deber esta realidad lectora?

La académica de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte y magíster en Literatura Hispanoamericana, María Constanza Castro, comenta que una de las razones podría ser la falta de instancias participativas de fomento lector en la ciudad.

"Ya existen varias (instancias) que han dado muy buenos resultados, pero aún hay mucho trabajo por hacer para reforzar el hábito de la lectura en una región que tiene los índices más bajos a nivel país. Necesitamos instalar el libro como el objeto preciado de consumo cultural que es, aumentar la circulación de las obras para que haya mayor acceso, consolidar las actividades de fomento institucionales y entusiasmar a los buenos lectores para que operen como mediadores, ya sea levantando clubes de lectura o compartiendo su gusto por la lectura en diversas plataformas", reflexiona.

Además de las instancias participativas, crear un hábito lector desde la primera infancia es clave. Así lo cree el secretario ejecutivo de Filzic, Patricio Rojas, quien señala que se debe propiciar desde el jardín infantil:

"Las políticas públicas de fomento lector del Estado deben ser desde la primera infancia, ya que un buen lector es un gran profesional, un mejor ser humano y una mejor persona, independiente del profesional que decida ser".

Dice además que hoy en día si eres un buen lector, eres un buen profesional. "Ese es el gran desafío que tenemos como sociedad, de tirar para adelante este tema para que desde chicos aprendan a leer de calidad, para que adquieran el gusto por la lectura. No podemos perder el hábito lector que nos hace mejores seres humanos", indica.

Iniciativas

Las iniciativas para promover el fomento lector en la ciudad están en aumento, pero los espacios para la venta de los libros son escasos. En Antofagasta sólo hay tres librerías, dos de grandes cadenas nacionales y tan sólo una local (la de Filzic); sin contar aquellas ferias ubicadas en el centro de la ciudad (Maipú) y los libros que se venden en supermercados y en la calle.

A juicio de Rojas existen dos elementos esenciales por los cuales las librerías locales no prolifera. Uno de estos serían los altos precios de arriendos de locales comerciales para la venta, que - sumado al inmaduro mercado de compra de libros de la ciudad - no permite que existan más puntos de venta.

"Son los jóvenes quienes más compran, que a diferencia de lo que uno cree, consumen mucha literatura de saga, ficción, romance y también lo hacen los adultos sobre los 45 años", destaca.

Para Rojas este panorama sería insuficiente si se quiere proyectar a la capital regional como un polo de desarrollo cultural, "si queremos ser una ciudad de calidad de vida humana y social como lo amerita en Antofagasta", apunta.

El mercado regional de venta de libros tampoco es fácil,"nosotros estamos como institución, no vivimos de la librería, si viviéramos de la librería sería imposible mantenerla hoy día", sostiene.

Pese a que los espacios de venta son pocos, en Antofagasta hay lugares públicos que llaman enormemente la atención de los lectores. Tal es el caso de la Biblioteca Regional de Antofagasta que tiene más de 21 mil inscritos y otros miles de libros y numerosas iniciativas que permiten a los habitantes estar conectados con la lectura.

También está la Biblioteca Viva, que hace un par de meses fue re-inaugurada por la insistencia de los antofagastinos, quienes reclamaban ante la posibilidad del cierre definitivo de uno de los pocos lugares de lectura en La Perla.

Así lo cree Marcela Mercado, una de las conductoras del programa radial "La República de Las Letras" de Radio Sol, en donde cada semana leen un libro y lo comentan como simples y apasionados lectores, con el objetivo de acercar a la audiencia antofagastina a los grandes clásicos de la literatura.

Marcela cuenta que en Antofagasta actualmente el entusiasmo por la lectura crece con la presencia de las bibliotecas y otros centros culturales que fomentan la lectura a través de Cuentacuentos, préstamo de libros, charlas de escritores, clubes de lectura y otros.

"Nosotros mismos tenemos un pequeño público que sigue nuestro programa, opina y comenta las novelas (...) Ahora hablando de impulsar el fomento lector, esa es una tarea quijotesca", añade.

Las iniciativas siguen, pues en 2016 fueron adjudicados cinco proyectos por $40.000.000 en la ciudad relacionados al fomento lector.

Mesa y plan

En base al Plan Nacional de la Lectura 2015-2020, en la región se está trabajando actualmente en un Plan Regional de la Lectura, impulsado por el Consejo de Cultura de Antofagasta, la Seremi de Educación y la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, además de otras instituciones.

"Estamos en la segunda parte de un diagnóstico del estado de lectura en la región y va a dar origen en un plan regional de lectura", comenta la coordinadora de Fomento de la Cultura y las Artes del Consejo, Fernanda Fontecilla, quien además menciona que en éste se incorporarán índices de alfabetizacio,lectura en el hogar, comprensión lectora, el número de bibliotecas por comuna, librerías, entre otros aspectos que permitirán reconocer a la lectura como un derecho social para todos los habitantes de la región.