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¿Café polinésico?: sabor y aroma made in Isla de Pascua

La confirmación de que existe café en Rapa Nui es real. Tras este hallazgo, se inició el rescate y la identificación de las variedades al calor de una alianza estratégica chilena que sueña con ser la primera finca de café pascuense.
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Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso

¿Café de Rapa Nui? ¿Café de Chile? Hasta ahora, una utopía. Pero imagine a unas exóticas semillas tostadas, de grano fino; único, nuestro...

Hubo una vez, hace muchos años, una isla en la Polinesia en medio del Océano Pacífico, cuyas estatuas monolíticas de piedra, conocidas como Moáis, labradas en toba del cono volcánico Rano Raraku, entre el 700 DC al 1600DC, se erigían misteriosas al horizonte sobre una alfombra verde con arbustos donde brotaba lo insólito -y hasta ahora desconocido-: los cafetos.

En ese confín del mundo, a 3800 kilómetros desde Caldera, este místico Edén de 163,3 km2 (perteneciente a la V Región), hoy arroja postales de una tierra más bien agreste y volcánica. Hasta ahora, Isla de Pascua goza casi exclusivamente de la atención internacional por su potencial a las lucas propias del turismo.

Y aunque Pascua encanta, el turno esta vez sería para los sabrosos cafetos. Todo en un terreno de ocres cargado al clima subtropical que hace posible la existencia de esta estimulante bebida, de los productos vegetales más rentables del Orbe.

Esto es, precisamente, el entorno para que un grupo de emprendedores criollos eche mano a la historia; una historia que además involucra a piratas, leyendas y navegantes europeos (principalmente holandeses) en sus primeros cultivos que datan de 1830 a 1860.

De allí al eventual despegue de una inexistente industria del café donde, para los emprendedores actuales, "ojalá que llueva café", como cantaba Café Tacuba (amén de Juan Luis Guerra).

De los Moái al Mundo

Pues bien, hasta hace poco se sabía que Chile no producía café. Pero, he aquí lo sorprendente: recientes estudios respecto de plantaciones salvajes en Isla de Pascua revelan que nuestro país bien podría ser incluido en el llamado Cinturón del Café (área, generalmente desigual en equidad de riqueza, donde cultivan café).

El atractivo de un café chileno para el mercado internacional es alto. Y en Pascua, ya camina y es viable.

Así como un buen cortado a media mañana hace el día, se abre un nuevo capítulo inesperado en la historia del brebaje negro local. Una historia que ya inició un proceso colaborativo para convocar a instituciones público y privadas de investigación científica y de alta especialización para iniciar estudios y trabajos en terreno con la posibilidad de cafetales de Rapa Nui.

Y entre ellas, la empresa chilena importadora de café Bee Coffee Shop, la Asociación Latinoamericana de Café Latam SCA y AgroWine Lab, y la aceleradora de negocios agro-pecuarios, van por un sorbo, más bien cargado de expectativas.

El plan piloto aún es confidencial. Sin embargo, para sus impulsores, resulta indispensable no ingresar a la isla materiales genéticos ni biológicos: aquí proteger lo existente es prioridad. Cierto, hay limitaciones de uso de suelo, además de considerar los diferentes ecosistemas. De hecho, les preocupa que no lleguen plantas de otras regiones pues eso alteraría todo aquí.

En teoría, una primera etapa contemplaría la protección de los cultivos mediante charlas a la comunidad residente y su interés de preservación. Una apuesta por respetar el ambiente biológico y cultural son fichas en la línea de una responsabilidad social.

En tanto, si buceamos en especialistas, se cuenta con la mano amiga de Claudio Cristino, arqueólogo que trabaja en la Polinesia desde 1976, cuando laboró en la restauración de la famosa aldea ceremonial de Orongo, en Rapa Nui. Luego, en 1978, co-fundó el Instituto de Estudios Isla de Pascua de la Universidad de Chile en Hanga Roa, y fue su primer director.

Un alcance bajo la lupa: las plantaciones de la Isla de Pascua están abandonadas y en estado de alta fragilidad. ¿Desafíos? Metodologías para estabilizar el ecosistema, levantar información de métodos de cosecha y comenzar un estudio genético de variedades para determinar el trabajo de propagación y producción.

Y así lo entiende para La Estrella de Valparaíso, Pamela Villablanca, co-fundadora de Latam SCA y coffee hunter para Bee Coffee Shop, mientras se apresta a asistir a una reunión en Arica. "Conocemos muy bien lo que hacemos y queremos contribuir a desarrollar el potencial humano a través de un cultivo que a nosotros nos apasiona", afirma.

Pamela, dentro de su apretada agenda, nos profundiza al coffee break.

-¿Cuál sería el impacto de este hallazgo de café para Isla de Pascua?

De impacto directo: reconocer un patrimonio cultural a través de la agricultura. No se trata de una plantación extensiva ni masiva, se trata de generar protección a una especie de 'coffea' que viene adaptándose hace dos siglos. Si existe un impacto para Chile y la V Región es porque desde el Estado se pudiese apoyar esta misión de rescate de patrimonio cultural y agrícola. Desde ese espacio debiera desprenderse un reconocimiento e integración social, para así comunicar su valor al país y al mundo.

-¿Cómo dieron con los cafetos en Rapa Nui?

El experto Juan Mario Carvajal ha mantenido contacto con diferentes familias de Rapa Nui; gracias a este contacto e información durante los últimos 10 años hemos tenido antecedentes. Hace dos años ya viene tostando granos y los hemos catado. Ahora vamos a realizar un tueste y degustación más abierto. Hay que entender que se trata de un producto súper limitado. Por eso mismo pretendemos desarrollar un trabajo colaborativo para así producir la mejor calidad posible.

-Se habla de una Hoja de Ruta del café de especialidad de Rapa Nui. ¿Sería así?

Es pronto para hablar de cosas tan técnicas como Hoja de Ruta. Lo primero es escuchar a la comunidad, entender sus motivaciones y preocupaciones; existen estudios serios con arqueólogos que vienen trabajando en la Isla desde 1976. Por el momento, estamos más interesados en escuchar que en proponer, pues la parte técnica es lo que mejor manejamos y debemos aterrizar propuestas que sean armónicas con la cultura.

-¿A qué mercados estima que podría llegarse con este café de Pascua?

Nuestra intención como Bee Coffee Shop es desarrollar nano nichos que ya tenemos identificados, alejados del volumen y buscando calidad suprema.

Bistró con proyección

Otro de los Quijotes en la puesta en marcha del negocio es Maximiliano Morales, ingeniero agrónomo de AgroWine Lab. Para él, en corto, la existencia de café en Rapa Nui ha sido considerada por años como un mito. Algo que, desde ya -con Omar Arab como mentoring- desmiente: "Junto a Latam SCA y Bee Coffee Shop EIRL, buscamos que sea una alternativa agrícola real para los agricultores de la isla", asegura en positivo.

Y, ¿cuáles serán esos próximos pasos? Para Morales el entrenamiento de manejo de cultivo y vivero. Eso más el aprendizaje de los beneficios y perfiles de tueste. Es por esto que el proyecto busca levantar 500 mil dólares para el trabajo de campo y un millón de la divisa gringa en estudio genético. Max Morales nos responde:

-¿Qué buscan impulsar en el corto plazo?

Lo más importante es que estamos viviendo un proceso de rescate de una variedad que lleva más de 200 años en la Isla de Pascua. Variedad que está establecida, adaptada y que se puede transformar en una novedosa actividad económica que dé una nueva posibilidad a Rapa Nui para crear una mística especial.

-¿Tendrán cabida los isleños dentro de su modalidad de negocios?

Soñamos con ser la primera finca de café de Rapa Nui. Una que se transforme en una cooperativa cafetera para así unir a los agricultores interesados en plantar café, cosecharlo, seleccionarlo, tostarlo y venderlo bajo una marca particular.

De vuelta, esos detalles son los que van a consultar estos emprendedores con los locales que están liderando una plantación de café en la isla. Muchos de ellos, al momento, se lanzarán a ser productores de café. Una medida que a juicio de Max Morales, junto a Latam SCA y Bee Coffee Shop, "podremos ser parte del apoyo que necesitan para lograrlo".

Por ahora, la mira del "conti", como los pascuenses denominan a los del continente, está dirigida a levantar un novedoso negocio integral. Uno cuyos cafetales prometen dejar con buen sabor de boca al Mundo... desde el Edén Moái.