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Convive hace más de 10 años con la muerte, pero no le teme

Yanko Arancibia llevaba más de una década trabajando en el Servicio Médico Legal, una labor que le ha entregado grandes satisfacciones. Nos cuenta los episodios que más han marcado su carrera y cómo ha logrado enfrentarlos.
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Elizabeth Pérez

Convive a diario con la muerte, pero confiesa que eso le ha permitido no temerle. Conoce el dolor de perder a un ser querido de forma trágica, porque a diario debe intentar contener el sufrimiento de terceros.

Jamás los vio, no sabe sus nombres, pero todos llegan al Servicio Médico Legal por el mismo motivo. Perdieron a un familiar de forma dolorosa que debe ser sometido a pericias forenses que aclaren qué ocurrió.

Dice tenerles más miedo a los vivos que a los muertos. Sabe que ellos no pueden hacer nada y lo que no hicieron en vida, difícilmente lo podrán hacer en ese momento en que se produce el encuentro con él.

Hace más de una década que se dedica a colaborar en las autopsias, esas que se convierten en pieza claves en aquellas muertes donde existe intervención de terceros.

Trabajo que comenzó hace 16 años cuando se convirtió en portero en el Hospital Carlos Cisternas. Poco a poco empezó a aprender en terreno esta función hasta que se convirtió en auxiliar en la morgue.

Su labor en el Servicio Médico Legal le ha permitido conocer a muchas personas. Todos saben de él de una u otra forma. La mayoría lo aborda para preguntar qué ocurrió con algunos de los casos que debió analizar, pero su silenció es infranqueable.

Yanko Arancibia sabe que parte de su abnegada misión es resguardar la privacidad de lo que ocurre en esas heladas salas del Servicio Médico Legal.

Ingresar al lugar donde se realizan las autopsias permite imaginar lo que ocurre al interior. Algo que para la mayoría es distante, pero que para él es algo habitual.

"A pesar de los años siempre cuesta hacer autopsias. No es algo que uno va y listo, pero uno sabe que esto es un trabajo y cuando se sale de aquí hay que desconectarse, o se imagina, con tantos casos me podría volver loco", explicó.

Los niños siempre serán un desafío. Cuerpos frágiles que terminaron en ese lugar por un accidente o incluso porque uno de sus padres le arrebató la vida.

Pero hay dos hechos, que pese al paso de los años, lo siguen marcando y que quedaron grabados en su memoria.

"La única vez que he soñado con muertos fue en el accidente entre un bus y un camión en que murieron como 17 personas. Ese día estuvimos todo el día haciendo autopsias y llegué a mi casa y soñé con eso. Creo que ha sido de lo más fuerte que me ha tocado ver", agregó.

Se trata del accidente carretero más grande del que se tenga recuerdo en el último tiempo. Fue el 10 de octubre del 2001 cuando un bus de la empresa Pullman Bus que trasladaba a personal contratista de Minera El Abra, impactó de manera frontal con un camión cementero desatando la tragedia.

Pero si eso causó impacto y quedó para siempre en la retina de Yanko, hubo otro episodio que también lo marcó. "Un bus que transportaba escolares en el interior volcó y murieron varios niños. Fueron como ocho o nueve. Fue tremendo ir a buscarlos y ver en las condiciones que quedaron y después recibir a sus familias. Son dos de los hechos que más recuerdo en el último tiempo".

Empatia

Si hay algo que ha sabido desarrollar muy bien en sus años de trabajos es la empatía. Esa necesaria para escuchar, entender y atender a quienes han perdido a un ser querido en trágicas circunstancias.

Muchos llegan y lo llenan de preguntas. A veces muchos han muerto a manos de terceros y quieren saber cada detalle de lo que ocurrió con él, sin embargo Yanko sabe que hay momentos en que es mejor guardar silencio.

"No me corresponde a mi decirles este tipo de cosas. Es mejor a veces quedarse con el mejor recuerdo y remitirnos solo a explicar las causas de la muerte que queda en el certificado de autopsia. Algunos entienden y otros se molestan, pero uno los entiende porque es difícil el momento que están pasando", mencionó.

Ha conocido las más diversas formas de reaccionar ante una adversidad semejante. Mucha gente mantiene la compostura y el dolor lo llevan por dentro. Otras no pueden contener la pena profunda que provoca la partida abrupta de alguien querido.

Pero si ya es difícil enfrentar todos los días este tipo de situaciones, a pesar de su experiencia, los momento más complejos se viven cuando escucha un nombre de alguien a quien conoce.

"Me ha tocado hacer autopsias y me dan el nombre y me doy cuenta que es un conocido. Eso es más difícil. Uno se pregunta por qué o cómo llegó ahí. Pero es parte del trabajo y hay que cumplirlo siempre de la mejor manera por complicado que parezca".

Una labor que hizo propia luego de aprender en el mejor lugar de todos. Ahí en terreno, donde se adquieren conocimientos que no se brindan en ninguna universidad, observando, en terreno y con la guía de profesionales.

El paso de los años lo hizo convertirse en auxiliar y tras estar por varios años en el Hospital llegó al Servicio Médico Legal. Ese lugar donde debe pasar varias noches de la semana cuando su turno así lo exige.

Hay cuerpos que aún no han sido entregados y nada de eso le provoca algún temor. El lugar donde se resguarda está alejado de las cámaras, sin embargo, nada de eso importa pese a la soledad de la noche y el silencio que a veces provoca escalofríos.

"Nunca me ha pasado nada sobre natural o me han penado. Uno se acostumbra y no provoca eso que a veces que para el resto se puede convertir en temor", agregó.

Un trabajo muchas veces ingrato, pero que como tantos otros alguien debe hacer. Yanko cumple con total profesionalismo su debes.

Informa lo justo y principalmente desde el primer día supo que debía saber respetar el dolor de los demás y ponerse en los zapatos del otro.

"Uno entiende el momento que están pasando, por eso uno trata de ser comprensivo. Muchas veces la gente se altera porque no entiende que esta es nuestra labor, pero luego se van agradecidas de nuestra amabilidad", explicó.

Un hombre trabajador y que en este espacio rechazado por muchos, encontró la forma de ganarse la vida con esfuerzo.

Habrán muchas autopsias más por delante. Yanko seguirá enfrentando su cita diaria con esa mujer a la que todos temen , pero él respeta, la muerte.