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Niños cambiaron sus vidas tras recibir bombas de insulina

Yanara y Lucas son los dos primeros antofagastinos en recibir dispositivos para tratar su Diabetes Mellitus Tipo I con Inestabilidad Severa, gracias a la Ley Ricarte Soto. Especialistas y autoridades cuentan cuáles son los beneficios.
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Claudia Cáceres G.

Muy contentos estaban ayer Lucas Vergara (10) y Yanara López (15) ya que se convirtieron en los primeros antofagastinos en recibir de manera gratuita una bomba de insulina para tratar su Diabetes Mellitus Tipo I con Inestabilidad Severa, una de las 14 patologías de alto costo que fue considerada en el segundo decreto de la Ley 20.850, más conocida como Ley Ricarte Soto.

Si bien ambos niños llevan casi un mes utilizando el dispositivo, ayer sus médicos tratantes, autoridades de gobierno, de Fonasa y familiares, los acompañaron para dar a conocer a la comunidad cómo ha sido todo este proceso que les cambió la vida.

Lucas, quien es fanático de los videojuegos y disfruta mucho de estar con sus amigos de la Escuela E-56, ahora dice que gracias a su nueva bomba - que ya maneja al revés y al derecho - ya no deberá realizarse inyecciones ni punciones diarias para medir sus niveles de glicemia, algo que le producía dolor, malestar y ansiedad.

Su mamá, Alejandra Durán, cuenta que el haber recibido el dispositivo "es espectacular porque ahora Lucas es un niño autónomo. Le enseñé a leer etiquetas de hidratos de carbono. Él va al colegio y si tiene ganas de comer algo sabe cuántos hidratos de carbono puede consumir, tiene la posibilidad de no inyectarse porque él antes prefería no comer por no inyectarse", menciona Alejandra, quien dice que a su hijo le detectaron la enfermedad cuando tenía siete años.

Beneficios

Pero ¿cuál es la diferencia entre un tratamiento normal y una bomba de insulina? La endocrinóloga infantil y pediatra del Servicio de Pediatría del Hospital Regional de Antofagasta, doctora Rossana Román, explica que "un niño que no tiene bomba se tiene que pinchar el dedito y ver su glicemia antes de cada comida, es decir, si come seis veces al día, seis veces al día se tiene que pinchar y además otras veces en la noche porque el niño puede tener la glicemia baja. Un niño normal come desayuno, colación, almuerzo, once, colación, cena, es decir, son cinco o seis inyecciones al día que debe calcular la dosis, además de otras insulinas basales, etcétera, entonces la bomba le permite más flexibilidad".

La especialista también menciona que la bomba está pasando la insulina permanentemente al cuerpo del paciente, entonces si él va a comer algo, pone la información en la bomba, aprieta un botón y pasa la insulina; acción que puede hacer 20 o 30 veces al día si quiere.

"Si el niño va a almorzar y estima que va a comer 'x' cantidad de hidratos de carbono, tiene que saber contar lo que va a comer, por ejemplo si come 60 gramos de hidratos de carbono y después a mitad de la comida no le gustó y no quiere comer más, bueno el niño que se puso la inyección tiene que comer porque o sino le puede dar una hipoglicemia, en cambio el niño que usa bomba puede decidir, 'me voy a poner un poquito y después veo si me pongo el resto' porque puede ir poniendo la insulina de acuerdo a lo que va comiendo, entonces da flexibilidad", indica.

Román recalca que la función más importante de esta bomba es prevenir las hipoglicemias "que es cuando baja el azúcar en el cerebro. Es como cuando un auto se queda sin bencina, el auto se detiene. Nuestro cerebro sin bencina se detiene y el paciente se desmaya, queda inconsciente. Imagínense un adulto joven que vive solo y le pasa esto en la noche durmiendo, le baja el azúcar y nadie lo auxilia, esa persona puede amanecer muerta simplemente porque le bajó el azúcar. Esta bomba lo que hace es que cuando va bajando el azúcar se detiene, por lo tanto evita las hipoglicemias y eso salva vidas, así que esta tecnología es muy importante", menciona.

Uno de los factores relevantes a destacar es que el dispositivo está destinado a pacientes que son muy involucrados con su patología, "que saben el manejo avanzado, para que no quede la ilusión que es una máquina que soluciona la diabetes porque las personas que hacen poco en su vida diaria no son candidatos para esto, son las personas que hacen todo y quieren ir un paso más arriba", puntualiza la doctora.

Dispositivo

La bomba de insulina tiene un costo cercano a los $8 millones (sin contar los insumos necesarios para que pueda funcionar) si se compra de manera particular, sin embargo, gracias a la Ley Ricarte Soto puede ser solicitada por pacientes de Isapre y Fonasa, ya que ésta presenta universalidad. Además su período de vida útil es de cuatro años.

La directora zonal norte de Fonasa, Mercedes Álvarez, comenta que el proceso para ser beneficiario de este tratamiento cubierto por la ley es en primer lugar que los padres de menores o bien la persona adulta, debe contactar a su médico tratante. "Él lo revisa y si sospecha un diagnóstico lo ingresa a un sistema que tenemos en Fonasa, un sistema de seguimiento y éste lo evalúa una comisión en el Ministerio de Salud que revisa los antecedentes clínicos del paciente. Dicen 'sí, ok, padece de Diabetes Mellitus Tipo I con Inestabilidad Severa y cumple con todos los requisitos', por tanto entra al programa y automáticamente en el mismo sistema informático que tenemos, la comisión le da el ok e inmediantamente Fonasa lo toma y manda la máquina de insulina con todos los insumos al establecimiento de origen del paciente, el cual debería demorar 60 días en llegar".

Familias

Una de las más felices con el dispositivo es Carolina Pinto, mamá de Yanara quien es estudiante del Antofagasta International School y usuaria de la bomba. Expresa que la máquina ha mejorado mucho la calidad de vida de su hija porque cuando sale con amigos no tiene problemas. "Ella va viendo sus números y va sabiendo altiro cómo proceder (...) Le diría a muchas mamás que todavía les da un poco de temor el hecho de la bomba, por la parte tecnológica, que no tengan ese miedo porque esta es una forma de mejorar la calidad de vida de los hijos, de una forma impresionante. Lo primero que tienen que hacer es ir donde su doctor para saber si son candidatos para poder optar a la bomba".

El intendente Arturo Molina, quien también estuvo presente en la ceremonia, recalca que la Ley Ricarte Soto tiene un presupuesto de $160 mil millones para cubrir estos tipos de tecnologías. "Estas bombas por tanto van a ser las dos primeras, pero vamos a entregar, 3,4,5,6 y más según se requieran en el Hospital Regional".